Vietnam or Thailand ? Vote for the TOP Country of the Week !

Actualizado: 6 de junio de 2025


Aquel imprevisto sentimentalismo que se le había metido en las entrañas y se las abrasaba, le parecía tan ridículo que, a par que le afectaba dolorosamente, le hacía reír cuando estaba a solas, con risa descompuesta y que solía terminar en algo a modo de ataque de nervios.

En cuanto a mis nervios, que yo había cuidado tan voluptuosamente hasta entonces, los castigaba de la manera más ruda por el desprecio a todo lo que es enfermizo y el propósito firme de no estimar más que lo que es robusto y sano.

El antimonio tiene una accion algo análoga sobre el corazon, y además produce sudores, deposiciones frecuentes y saburra gástrica; la digital aumenta las orinas, desarrolla el embarazo gástrico, y goza por otra parte de una electividad sobre el corazon, que, como en el antimonio, se efectúa por mediacion de los nervios ganglionares.

La bóveda gótica que rodea toda la obra alta, lleva en los tímpanos ojivales formados por el arranque de sus nervios, grandes bajo-relieves, y todos los pilares del lado del norte que la sostienen estan decorados con filetes formando enrejados, cenefas de circulitos, losanges y otras combinaciones. Ahora bien, esta misma amalgama se advierte en la decoracion del trasaltar.

Su accion empieza por la escitabilidad de los nervios de la vida orgánica, y produce una estremada susceptibilidad del estómago, palpitaciones en el abdómen, cierta agitacion y convulsiones musculares; de suerte que las dispepsias, que cura mejor, son las precedidas de esta sensibilidad de los órganos de la digestion, y en particular del estómago.

¡Anita, Anita... calle usted... calle usted, que se exalta! , , hay peligro, ya lo veo, gran peligro... pero nos salvaremos, estoy seguro de ello; usted es buena, el Señor está con usted... y yo daría mi vida por sacarla de esas aprensiones.... Todo ello es enfermedad, es flato, nervios... ¿qué yo?

Ricardo fue a sentarse cerca de los verdugos sin ceremonia alguna, porque ya había tenido ocasión aquella mañana de disertar profundamente una buena hora sobre los nervios de doña Gertrudis.

Aún no eran las dos. ¡Con qué lentitud pasaba el tiempo! Deseaba, como un remedio para sus nervios, que llegase cuanto antes la hora de vestirse y marchar a la plaza.

Si una de sus miradas cae sobre o se encuentra con las mías, siento, como antes, que mi corazón palpita más de prisa, que mis ojos se turban, que la sangre llena mi pecho y afluye a mis mejillas, que mis nervios se exaltan por no qué confusión vaga y dulce de vergüenza y de placer, de inquietud y de ternura.

Consejero, después de echar una mirada socarrona de absoluta indiferencia al grupo, convirtió de nuevo la vista a los naipes y murmuró: ¡El Redentor y la Magdalena! Pero Obdulia soltó al fin la mano del sacerdote y cayó al suelo, presa de un violento ataque de nervios. Entonces todas las señoras se precipitaron hacia ella y le prodigaron los cuidados de costumbre.

Palabra del Dia

aconséjele

Otros Mirando