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Actualizado: 3 de junio de 2025


Yo creo dijo Stein que es por todo eso y además por el carácter nacional. El español pobre, que se contenta con un pedazo de pan, una naranja y un rayo de sol, está en armonía con el patricio que se contenta casi siempre con su destino y se convierte en noble Procusto moral de mismo, nivelando sus aspiraciones y su bienestar con su situación.

Sacola de esta cavilación doña Lupe, que entró con pisadas de gato, y le dijo que era preciso tomara algo. Negose Fortunata a comer cosa alguna, y dijo que lo único que apetecía era una naranja para chuparla. «¿Antojitos yamurmuró la tía sonriendo, y mandó a Papitos por la naranja.

Una vez asada, córtense en pedazos, echándoles un poco de su mismo jugo, muy bien desengrasado. PECHUGAS DE GALLINA. Abiertas y sin piel las pechugas, se pone en medio de cada una una rueda de jamón, se sujeta la pechuga con un hilo y se ponen en una cacerola con manteca de vaca, vino rancio y el zumo de una naranja, sal, canela y caldo de cocido.

En efecto, se bailó sentada en la misma silla del Príncipe; y, ya autorizada por la voz, se puso a comer con un apetito extraordinario, que la novedad y lo exquisito de la comida hacían mayor aún, y comiendo se quedó profundamente dormida. Cuando despertó, era muy de día. Abrió los ojos, y se encontró en medio del campo, tendida al pié del árbol donde había querido comerse la naranja.

Cuando hechas las abstracciones sobre la naranja, me quedo únicamente con la idea de su extension, no he llevado todavía la abstraccion al mas alto punto posible: porque no concibo aun la extension en misma, sino la extension de la naranja: concibo su extension, la extension.

Las chicas por el estilo de Rita siempre encuentran su media naranja en un forastero. Hacía un mes que don Manuel Pardo se preguntaba a mismo: «¿Cuándo se determinará el rapaz a pedirme a Rita?». Que se la pediría, no lo dudó un momento. La situación del marqués en aquella casa era tácitamente la del novio aceptado.

Cansada de correr, y sospechando, aunque poco experimentada en las cosas del mundo, que aquella naranja tan corredora no era del todo natural, la pobre se detenía a veces y pensaba en desistir de su empeño; pero la naranja al punto se detenía también, como si ya hubiese cesado en su movimiento y convidase a su dueño a que de nuevo la cogiese.

Miquis intentó abrazarla. Isidora había despuntado un casquillo con intención de comérselo. Variando de idea al ver las facciones de su amigo tan cerca de las suyas, alargó un poco la mano y puso el pedazo de naranja entre los dientes de Miquis.

En un lado san Cristóbal sonreía con boca encarnada de una cuarta, partida por un plomo, al Niño de la Bola, que mantenía un mundo verde sobre su mano amarilla. En frente vio el Magistral el pesebre de Belén cuadriculado también por rayas opacas. Jesús sonreía a la mula y al buey en su cuna de heno color naranja. Don Fermín miraba todo aquello como por la primera vez de su vida.

Su larga nariz se encorvaba vigorosamente como el pico de un águila; tenía los ojos negros, las cejas negras, los cabellos negros y la tez del color uniforme de una naranja de Portugal. Sus dientes podían haber pasado por hermosos si no hubiesen sido tan largos y si su dueño no hubiera sido fumador.

Palabra del Dia

rigoleto

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