United States or Montenegro ? Vote for the TOP Country of the Week !


Nélida no se inmutó, como si estuviese habituada a tales escenas. Su cólera fue más grande que su miedo. Mascullaba palabras de furia contra el hermano imbécil. ¿Y no habría una buena alma que lo matase, para quedar ella tranquila?... Adivinó que eran sus antiguos amigos los que por despecho enviaban al hermano delator, luego de revelarle la presencia de Ojeda en el camarote.

Ojeda vio a Maltrana venir hacia él sonriente y amistoso como si le faltara tiempo para comunicarle gratas noticias. Lo de la familia Kasper queda resuelto. Nélida acaba de presentarme a su temible hermano... En cuanto al camarote misterioso, ya no tiene misterio... Hace un rato he estado hablando con «el hombre lúgubre».

Recordó Ojeda cuanto había oído contar de las travesuras de Nélida, disculpándolas por adelantado. Tal vez habría en ellas mucho de exageración. Las gentes de a bordo, siempre desocupadas, mentían grandemente.

Ella enseña a sus amigos las marcas de los golpes; él oculta los arañazos bajo una capa de polvos, pero afirma con un rencor balbuciente que se lo contará todo a su hermano el mayor, el único equilibrado de la familia, un centauro de la Pampa, un estanciero, al que respeta el padre, adora la madre y tiene un miedo horrible la hermosa Nélida. Cuando habla de él se pone pálida.

La satisfacción de una nueva conquista, la inquietud de algo desconocido que iba a revelarse en breve, el orgullo de desobedecer a todos imponiendo su capricho, enardecían la briosa juventud de Nélida, dando nueva frescura a su animalidad triunfante y majestuosa. Paseó Ojeda por la cubierta para entretenerse hasta la hora de la cita. ¿En qué día estaba?... Miércoles nada más.

Los dos rivales se hacían responsables del apartamiento de la joven. Cada uno de ellos se imaginaba que de haber quedado solo al lado de ella habría podido retenerla. Pero se habían estorbado con su mutua presencia, acabando por cansar a Nélida en fuerza de rivalidades y celos.

Y le dolía igualmente, a pesar de su afecto amistoso, que fuese un Maltrana el heredero de su buena suerte, el que iba a escribir con gestos de héroe el epílogo de una de sus novelas vividas. Su vanidad se rebelaba contra este final. En buena hora si él hubiese roto con Nélida después de una escena dramática.

Nélida dio detalles de su instalación. Ocupaba sola un pequeño camarote; en otro inmediato estaba su hermano; más allá sus padres, en uno más grande. Vería luz en la puerta entreabierta. No tenía más que llegar cautelosamente, arañar la madera... Pero se detuvo en sus indicaciones. ¡Ya llega ese imbécil!... ¡La orden para ir a dormir!

Nélida huía; la pobre Mina se ocultaba, como si experimentase mayor vergüenza que él; Maud apenas era un vago recuerdo... Pasó la norteamericana varias veces junto a él, sin reparar en su persona, y hasta lo empujó en una de estas evoluciones.

Algunas matronas se erguían dignas y austeras, volviendo los ojos por no verles, pero al llegar a la otra banda del paseo lanzaban la noticia, una gran noticia para la gente ansiosa de novedades. ¿No saben ustedes?... Nélida, esa loca, ha abandonado a su escolta y está con el doctor español, el amigo de Maltranita. ¡Pobre hombre!