Vietnam or Thailand ? Vote for the TOP Country of the Week !
Actualizado: 19 de junio de 2025
Después que desensilló la mula, se sentó en la puerta con el indio y se pusieron a charlar, cuando apareció, como a una cuadra, el viajero silencioso. Ahí viene D. Juan en la baya dijo el indio viejo. ¿Y quién es ese D. Juan? preguntó D. Salvador con una curiosidad mezclada de ironía. D. Juan Amachi, mi compadre, un indio viejo de Paucartambo.
La mula seguía su trote acompasado y lento, dejando tras sí lo que dejan todas las cosas de la vida: polvo que se alzaba en el aire, dilatando un instante la nube sucia de sus átomos, para volver al sitio de donde procedía.
Decía a solas: "Más se me ha de agradecer a mí, que no he tenido de quién aprender virtud, que al que la hereda de sus abuelos." En estas razones y discursos iba, cuando topé un clérigo muy viejo en una mula, que iba camino de Madrid. Trabamos plática, y luego me preguntó que de adónde venía. Yo le dije que de Alcalá.
Ramiro, entonces, con voz amenazadora y más fuerte, repitió: ¡Por el amor de Dios, dadme un poco de pan! Pero el desconocido, sujetando apenas la mula, contestó secamente: Mejor sería ir a ganalle con vuestros brazos. ¿Pensáis acaso que esa roñosa pereza borra crímenes y perjurios?
-Aún no caía yo en tanto, mi señor licenciado -respondió don Quijote-; y yo sé que mi señora la princesa será servida, por mi amor, de mandar a su escudero dé a vuestra merced la silla de su mula, que él podrá acomodarse en las ancas, si es que ella las sufre.
Una mula llevaba los víveres necesarios para un mes de viaje. Además, podía montar en ella al sentirse cansado, por ser actualmente sus jornadas más largas que cuando pasó á pie por estos mismos sitios.... Pero ¡ay! entonces, aunque no tenía víveres, contaba con el vigor de la coca, ó mejor dicho, con la fuerza de una juventud sana que había ido disolviéndose allá abajo, en la orilla del mar.
Un momento titubeó entre armarla, como él decía, o seguir tranquilamente su viaje. Su buen sentido triunfó, y lanzando, de paso, al viajero su flecha en un sarcasmo, picó su mula y siguió adelante. Al caer la noche llegó a Huiro, un pueblito miserable, y se detuvo en una posada muy pobre que había a la entrada, tenida por un lindo indio viejo.
Al día siguiente y á la hora de la siesta mandó el Asistente con gran prisa llamar al canónigo á su casa, el cual montó en su mula, como era costumbre, y con sus criados fué muy orondo á ver lo que se le ofrecía á su señoría, bien ageno, por cierto, de la sorpresa que le aguardaba.
Y añadió : El peor aprieto es ser más terco que una mula, con perdón sea dicho, y creer que el pobre Padre Urtazu sólo entiende de sus piedras y de sus astros y de su microscopio, y es un bolonio, un simplón, para aconsejar en la vida.... No me aflija usted más, Padre. Harto tendré con no ver a Lucía en qué sé yo qué tiempo. Sólo me faltaba que también salga mal la cosa, y que pase ella penas....
Con el dinero que había encontrado en los gregüescos compró una mula para abreviar el camino y un capote para cubrirse, y de este modo, después de innumerables peripecias, llegó, por fin, a la ciudad de Cádiz, a mediados de diciembre.
Palabra del Dia
Otros Mirando