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Actualizado: 19 de junio de 2025


El segundo religioso, que vio del modo que trataban a su compañero, puso piernas al castillo de su buena mula, y comenzó a correr por aquella campaña, más ligero que el mesmo viento. Sancho Panza, que vio en el suelo al fraile, apeándose ligeramente de su asno, arremetió a él y le comenzó a quitar los hábitos. Llegaron en esto dos mozos de los frailes y preguntáronle que por qué le desnudaba.

Despidiólo el conde con la misma cortesía y le vió bajar hasta la calle; pero allí, con gran asombro, se encontró el canónigo con que los criados del Asistente, por orden de éste, le habían escondido la mula, con lo cual tomó gran agravio y subió de nuevo, quejándose al de Puñonrostro de la falta de confianza que en él se tenía.

Pásase algunas leguas por valles muy grandes, cercados de altas montañas, antes de llegar á la mayor cumbre que es altisima y escarpada, con muchos y profundos precipicios, siendo el camino en algunos parages tan estrecho y sumamente peligroso, por razon de sus grandes y proeminentes peñascos, que apenas hay bastante lugar para pasar por él una mula cargada.

Antoñuelo sentía agudos dolores; no formulaba palabra alguna, pero lanzaba gemidos lastimeros. Don Paco se apresuró a salir de allí, volviendo cuanto antes al lugar con el libertado y el vencido. La poderosa mula de don Ramón, aparejada aún con muy cómoda y ancha albarda, se hallaba en un corralejo o pequeño cercado contiguo a la casilla.

Para no desmentir la franca galantería de los de su clase, insistió en trocar su propio caballo, llamado El Cinco, por la mala mula que montaba la Duquesa; pero ni aun esta acción despertó simpatía alguna entre los de la comitiva errante.

Veinte años y dos meses, ilustre Pontífice; cinco años justos más que la mula de Su Santidad... ¡Ah, bendita de Dios la valiente bestia!... ¡Si supiese Su Beatitud cuánto amaba yo a aquella mula! ¡Y con qué sentimiento me acordaba de ella en Italia!... ¿Me permitirá Su Santidad que la visite? , hijo mío, la visitarás dijo el bueno del Papa, emocionado.

Su pan se lo pasaba á la mula, dándole además generosamente los piensos guardados en un saco sobre las ancas del animal. Podía comerlos todos: lo importante era que continuase marchando.... Pero una mañana, en mitad de la jornada, cuando Ovejero se creía cerca de la tumba, el animal dobló sus patas y acabó por tenderse en el suelo.

Al punto se me antojó que Pepita me miraba compasiva, al ver la facha lastimosa que sobre la mula debía yo de tener. Mi primo Currito me miró con sonrisa burlona, y empezó enseguida a embromarme y atormentarme. Aplauda Vd. mi resignación y mi valerosa paciencia. A todo me sometí de buen talante, y pronto, hasta las bromas de Currito acabaron, al notar cuán invulnerable yo era.

Iba éste a montar, cuando reparó en la cabalgadura que estaba dispuesta para Nucha, y era una mula alta, maligna y tozuda, arreada con aparejo redondo, de esos que por formar en el centro una especie de comba, más parecen hechos para despedir al jinete que para sustentarlo.

Decía a solas: «Más se me ha de agradecer a , que no he tenido de quien aprender virtud ni a quien parecer en ella, que al que la hereda de sus abuelos». En estas razones y discursos iba, cuando topé un clérigo muy viejo en una mula, que iba camino de Madrid. Trabamos plática y luego me preguntó que de dónde venía; yo le dije que de Alcalá.

Palabra del Dia

rigoleto

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