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Actualizado: 11 de junio de 2025
Más que nunca tuvo la sensación de que Charito, como la familia de su tío Ernesto Molina y como su madre misma, no tenían conciencia de los grandes misterios... Y que tampoco la tenían las innumerables personas absorbidas por la vanidad de la vida mundana, devoradas por ella, agitadas como muñecos en la constante preocupación de figurar.
En los balcones, en las ventanas y en las puertas de las casas, las personas de más edad y fuste estaban sentadas en sillas. Las jóvenes se paseaban o se paraban a contemplar las tiendas de mercaderes ambulantes que se extendían por la plaza y por dos o tres calles de las que en la plaza desembocan. Las tiendas a las que se agolpaba más gente eran las de juguetes y muñecos.
En su aspecto Borrén era semejante a los guardias civiles de madera que suelen colocarse en el frontispicio de los hórreos y molinos del país: a despecho de sus bigotazos formidables, bien se les conoce que son muñecos. Dígole a usted, Borrén exclamó Baltasar resolviéndose por fin a formular en alta voz su pensamiento , que no comprende usted lo que es Marineda... ni lo que es mi madre.
Representaban los tales puestecillos la industria chica y modesta; aquí un viejo alemán pregonaba vasos de cristal para beber las aguas, y con una rueda de esmerilar, a vista del comprador, grababa en el cristal las iniciales de su nombre; allá un suizo ofrecía juguetes, muñecos, cajitas y plegaderas grabados en leño de haya por los pastores; acá se feriaban lentes; acullá peines y objetos de escritorio.
como, con dichosa y amarga lucidez, ha escrito Manuel Machado. Ser un gran poeta equivale, pues, a ser un gran infortunado. Mercurio tiene el oro guardado en la caja de su trastienda. El amor de las mujeres hermosas, la admiración de la multitud es en España para esos muñecos emocionantes vestidos de oro que saben sonreír cuando la Muerte les roza los caireles.
El Rey tenía empeño en ello, y le había prometido regalarle el uniforme con todos los accesorios de espada, espuelas y demás. ¡Qué guapín estaría su papá con su casaca blanca, toda blanca!... Al llegar aquí, la pobre niña sentía empapado enteramente su ser en una idea de blancura; al propio tiempo una obstrucción horrible la embarazaba, cual si las cosas que reproducía su cerebro, muñecos y Palacio, estuvieran contenidas dentro de su estómago chiquito.
Entonces la angustia se les contagiaba a todos los habitantes de la clínica, y los enfermos, como muñecos mecánicos a los que se hubiera dado cuerda a la vez, empezaban a recorrer nerviosamente sus habitaciones, agitando los brazos y diciendo cosas estúpidas e ininteligibles. Todos, incluso los enfermos más apacibles, llamaban violentamente a las puertas e insistían en que se los dejase libres.
Algunas madres de la vecindad, con su tropel de muñecos voceadores, y grupos de curas y aficionados a la clase sacerdotal, destacando sobre el verde la mancha negra de sus trajes, hablando con misterio de lo malos que están los tiempos, del prisionero del Vaticano y del verdadero rey que vive en Venecia.
Metidos en sus grandes botas de charol, con el taco como aguja y con todo el frente bordado, daban vueltas pretenciosas de elegantes, pareciendo muñecos movidos por un mismo resorte, tal era la precisión con que seguían el compás que el máistro marcaba con la cabeza.
Ambos buques se saludaron con los bramidos de sus chimeneas y pasaron muy próximos, pudiendo verse los pasajeros de uno y otro. Las bordas estaban ocupadas por figurillas semejantes a muñecos que agitasen automáticamente los brazos con un punto blanco en su extremidad: el pañuelo o la gorra.
Palabra del Dia
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