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Actualizado: 9 de julio de 2025


Beber bajo la panza amarilla y las cuatro patas extendidas de un cocodrilo, ¡pase!... Pero levantar los ojos al empinar el vaso y ver aquel serpentón que expelía moscas, mostrando á trechos el cuadriculado repelente de su piel, ¡eso nunca! Los más atrevidos sólo se decidían á entrar con la diestra cerrada y avanzando el dedo índice y el meñique en forma de cuernos, para conjurar la mala suerte.

La pequeña exhala un grito, cáese el librote, espabílanse los canarios y las moscas, el viejo se yergue sobresaltado, despavorido y turbado yo mismo un poco, me paro en el umbral diciendo a voces: ¡Buenos días, buenas gentes, soy amigo de Mauricio! ¡Oh!

Aquí dice usted una gracia o dos, si puede, acerca del mayor número de subscripciones que reúne el periódico en que usted escribe, que es razón concluyente, y que le piquen a usted moscas.

Era el rostro como de marfil, tocado de manchas vinosas en el hueco de los ojos y en los labios, y las cejas parecían aún más finas, rasgueadas y negras de lo que eran en vida. Dos o tres moscas se habían posado sobre aquellas marchitas facciones. Segismundo sintió nuevamente deseos de besar a su amiga. ¿Qué le importaban a él las moscas? Era como cuando caían en la leche.

Pampa hacía sonar, con fruición, en el bolsillo de su vestido de lana nuevo, los centavos que le diera el patrón para la rifa, cuando alguien la llamó. ¡Pampa! que tienes que lavar las medias del niño, y traer azúcar del almacén y limpiar el espejo de la sala, que está perdido de moscas. Y vuelta al trajín, sin una queja, encerrada en su mutismo de salvaje, no desbastada aún.

Desde los primeros momentos caían como moscas los heridos, y el mismo comandante recibió una fuerte contusión en la pierna, y después un astillazo en la cabeza, que le hizo mucho daño. ¿Pero usted cree que se acobardó, ni que anduvo con ungüentos ni parches? ¡Quiá! Seguía en el alcázar como si tal cosa, aunque personas muy queridas para él caían a su lado para no levantarse más.

Por fin... gracias á Dios... acercósele un pobre. «Toma hombre, toma: ¿dónde diablos os metéis esta noche? Cuando no hacéis falta, salís como moscas, y cuando se os busca, para socorreros, nada ...» Apareció luego uno de esos mendigos decentes que piden, sombrero en mano, con lacrimosa cortesía. «Señor, un pobre cesante. Tenga, tenga más.

«Con las manos en la masa está Domingo Tiznado, haciendo tumbas a moscas en los pasteles de a cuatroLope de Vega, en el acto II de El Caballero del Sacramento, explica bien el sentido del refrán: «DORISTA. Leerla quiero, por ver en mi desdicha un proverbio.

El vendedor permanecía inmóvil en una silla rota, sin prestar gran atención a las moscas que revoloteaban en torno de sus labios; y más para espantarlas que para atraer al público, gritaba de tarde en tarde: «¡A perra chica... a perra chica la piezaLo que más abundaba en los puestos era la ferretería vieja y rojiza por el óxido.

9 Yo no soy cantor letrao, Mas si me pongo a cantar No tengo cuándo acabar Y me envejezco cantando: Las coplas me van brotando Como agua de manantial. 10 Con la guitarra en la mano Ni las moscas se me arriman, Naides me pone el pie encima, Y cuando el pecho se entona, Hago gemir a la prima Y llorar a la bordona.

Palabra del Dia

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