Vietnam or Thailand ? Vote for the TOP Country of the Week !

Actualizado: 4 de junio de 2025


La hembra había muerto y el macho vagaba triste y solitario por la espesura mientras se efectuaba su metamorfosis en morcillas y chuletas.

El coro contesta con relinchos á esta primera tirada de algarabía, que así se llama técnicamente la introducción de los marzantes, y vuelve á continuar la voz pidiendo «morcillas en blanco, ó aunque sea en negro», y otras cosas por el estilo, hasta que concluye diciendo: ¿Qué quiere usted?; ¿que cantemos ó que recemos? Que recen dice Jeromo.

MORCILLA BLANCA. Se pica gallina, tocino, huevo cocido y perejil, todo muy menudo; se sazona de sal, especias, se deja en reposo unas cuantas horas y se pone la pasta en intestinos, cociéndolas como las butifarras; son para comerlas en seguida. MORCILLAS ASTURIANAS. Se lava bien la grasa, despojándola de unas vetas que tiene alrededor y se pica.

Nunca habían tenido ambiciones ni vanidades. Si habían procurado engordar, no lo hicieron por ellos tanto como por sus dueños. Engordaron para que sus morcillas fuesen más sabrosas y para que su tocino le diera más gusto al caldo de las buenas familias en cuyo seno habían vivido. Pero ahora hay en Galicia una nueva generación de cerdos.

Tendieron su mirada de águila por las estrechas paredes, las gruesas columnas y el pesado techo del local, y unánimes convinieron en que lo principal era poner unos capiteles á aquellas columnas. Improvisaron unas volutas, que parecían tener por modelo las morcillas extremeñas, y las clavaron, pintándolas después de amarillo.

Más allá estaban los vendedores de sandías, voceando tras sus montones de verdes bombas; las mesas de comida barata, donde cenaban chorizos crudos y morcillas secas los soldados y los labradores; y al final, los barracones de espectáculos: El teatro mágico, La mujer gorda, Los perros sabios, con órganos a la puerta que hacían sonar una música extravagante, propia de una fiesta de caníbales.

Esta fornida guisandera, un tanto bigotuda, alta de pecho y de ademán brioso, había vuelto la casa de arriba abajo en pocas horas, barriéndola desde la víspera a grandes y furibundos escobazos, retirando al desván los trastos viejos, empezando a poner en marcha el formidable ejército de guisos, echando a remojo los lacones y garbanzos, y revistando, con rápida ojeada de general en jefe, la hidrópica despensa, atestada de dádivas de feligreses; cabritos, pollos, anguilas, truchas, pichones, ollas de vino, manteca y miel, perdices, liebres y conejos, chorizos y morcillas.

En platos cóncavos de loza servían las criadas da la taberna las negras y aceitosas morcillas, el queso fresco, las aceitunas partidas, con su caldo en el que flotaban olorosas hierbas; y sobre las mesas veíase el pan de trigo nuevo, los rollos de rubia corteza, mostrando en su interior la miga morena y suculenta de la gruesa harina de la huerta.

Además, los regalos de don Paco llueven sin descampar sobre aquella casa; ya envía un pavo, ya una docena de morcillas, ya fruta, ya parte del chocolate que le regala su merced, hecho por el hombre que viene expresamente desde Córdoba a hacerlo a esta casa.

Ya sazona el adobo; ya hecha con su blanca diestra el aliño a las longanizas; ya rellena tal cual chorizo con un embudito de lata; ya pincha las morcillas para que se les salga el aire, valiéndose de una aguja de hacer calceta o de una horquilla que desprende de sus hermosos cabellos.

Palabra del Dia

irrascible

Otros Mirando