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Actualizado: 11 de mayo de 2025


Otros, más ásperos de alma, empezaban a mirarse con recelo y suspicaz vigilancia, temiendo una mutua traición en el negocio que aún estaba por venir. La riqueza achica los corazones y los endurece.

Ya estaban los vetustenses acostumbrados a estos que llamaba Ronzal anacronismos, y pasaban por todo, en particular las personas decentes de palcos principales y plateas, que no iban al teatro a ver la función, sino a mirarse y despellejarse de lejos.

Muchos é importantísimos eran los servicios prestados á la causa de la independencia por el caudillo del Apure, y si la ambicion habia podido estraviarle, los medios empleados para llevarlo á cabo no se habian desviado del santo fin; no podian mirarse como disolventes, puesto que habian emanado del loco amor por la patria y hasta cierto punto daban una buena idea de su génio diplomático.

Y si parece que faltan ahora los grandes impulsos que en otro tiempo determinaron hechos inmortales, es porque no se producen las circunstancias que los estimulan; que si se produjeran, aquellos impulsos saldrían. Y si no, que lo prueben de veras. Es y será siempre un gran placer para toda generación el mirarse en el espejo de la que le ha precedido inmediatamente.

Sólo permanecía en su camarote el tiempo necesario para dormir. El y Tòni pasaban largas horas en el puente, hablando sin mirarse, con los ojos vueltos al mar, espiando la movible superficie azul. Todos los tripulantes, hasta los que estaban en horas de descanso, sentían la necesidad de vigilar del mismo modo. De día, el más leve descubrimiento enviaba la alarma de la proa á la popa.

El interior tenía, pues, un jefe; y el derrotado de Oncativo, a quien no se habían confiado otras tropas en Buenos Aires que unos centenares de presidiarios, podía ahora mirarse como el segundo, si no el primero, en poder.

No podía mirarse a parte alguna sin sentir irritación en los ojos; la tierra quemaba; el viento ardía, como si todo Madrid estuviese en llamas; el polvo parecía incendiarse; paralizábanse lengua y garganta, y las moscas, locas de calor, revoloteaban por los labios del carretero o se pegaban al jadeante hocico de los animales en busca de frescura.

Alzaremos una casita blanca con ventanas verdes. Vivirás rodeada de flores y yo de pájaros. Por la mañana te llevaré hasta la playa y revolverás sus arenas y recogerás preciosas conchas. Nos sentaremos sobre una roca y contemplaremos silenciosos aquellas olas azules que llegarán de lejos a mirarse en tus ojos y a besar tus pies.

A continuación de los disparos había sentido un choque en el pie derecho, un choque violentísimo, mucho más doloroso que un pisotón, y que agitó con estremecimientos de suplicio toda la sensibilidad de esta parte de su cuerpo. Estaba herido, y su inquietud fue en aumento al mirarse el pie y no ver en él señal alguna de perforación ni goteo de sangre.

Por último, no pudiendo ya contenerse, se levantó para salir; todos la imitaron, y hubo unos instantes de confusión mientras se despedían; merced a ella Miguel se acercó disimuladamente a su hermana, y, sin saber cómo, sin mirarse siquiera, sus manos se encontraron y se dieron un apretón furtivo y apasionado.

Palabra del Dia

bagani

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