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Lejos del grupo de mis amigos, echéme sobre el suelo, aguardando la aurora, sin poder ni querer cerrar los ojos; y allí me puse a meditar sobre lo que desde mi salida de Madrid había visto y oído: ¡Cuántas personas nuevas para había encontrado en aquella breve jornada de mi vida! ¡Con cuánto afán, meditando a solas y mirándolas al lado, preguntaba a los caminantes si tenían alguna noticia de lo que me reservaba el Destino!

En la época, en que se quemaban á millares hechiceros alemanes y era un delito dudar siquiera de los pactos con el diablo, se burlaban los españoles de estas cosas, mirándolas como delirios y engaños de la plebe. Véase el Coloquio de los perros y el Licenciado Vidriera, de Cervantes, y las comedias de Lope de Vega y de Agustín de Salazar, tituladas El caballero de Olmedo y La segunda Celestina.

En el tiempo presente se componen unas Lógicas que hablan de todo, en todo se meten, no hay cosa que no censuren, ni Ciencia de que no hagan crítica, porque el gusto dominante es hablar en todas las Ciencias sin entenderlas; pero el que quiere verdaderamente saber, ha de estudiar, y profesar las Artes, mirándolas en mismas, y con atencion á los principios fundamentales de cada una de ellas, valiéndose de la Lógica para asegurarse de la verdad, desenredar los sofismas, y distinguir lo opinable de lo demonstrativo.

Otras, en cambio, indígenas hasta la pared de enfrente, se caían de puro viejas, y yacían arrinconadas, aunque las demás guardaran consideración a sus arrugas; y las había tan petulantes y presumidas, que despreciaban a las demás mirándolas enfáticamente. Llegaron á la plaza del Estante la ocuparon de punta á punta.

Sola en casa con su padre, apenas este salía, ella le imitaba por no quedarse metida entre cuatro paredes: vaya, y que no eran tan alegres para que nadie se embelesase mirándolas. La cocina, oscura y angosta, parecía una espelunca, y encima del fogón relucían siniestramente las últimas brasas de la moribunda hoguera.

Esto suele observarse en los niños y mugeres, y por eso las vemos casi siempre ocupadas en cosas pequeñísimas, mirándolas como grandes, y dignas de su aplicacion. La moda, la cortesía, el adorno, y la conversacion de estas mismas cosas es el atractivo de su juicio, como en los niños los juegos, las bagatelas, y las diversiones.

Tenía dos géneros de fanatismo: el del trabajo, pues no podía estar inactivo, y el de la política. Deliraba por los derechos del pueblo, las preeminencias del pueblo y el pan del pueblo, fundando sobre esta palabra ¡pueblo! una serie de teorías a cuál más extravagantes. Realmente estas teorías no eran suyas. Una generación se había embobado con ellas, mirándolas como pan bendito.

Un grupo de hombres ha permanecido en el andén hasta el último instante mirándolas con mudo respeto: unos en traje civil, de sobria elegancia, esbeltos, bien afeitados, con un monóculo bajo la ceja arqueada, secretarios y agregados de la Embajada británica; otros con uniforme de marino, pero uniforme de batalla, sin faldones, sin dorados, apoyándose en un bastoncillo de paseo, ostentando en la visera de la gorra el reborde de laureles que distingue á los jefes superiores.

12 Por lo cual también de uno, y ese ya muerto, salieron como las estrellas del cielo en multitud, y como la arena innumerable que está a la orilla del mar. 13 En fe murieron todos éstos sin haber recibido las promesas; sino mirándolas de lejos, y creyéndolas, y abrazándolas; y confesando que eran peregrinos y advenedizos sobre la tierra.

Las escenas lejanas de la muerte del de Luzmela se le aparecieron en una confusión tenebrosa, y se quedó «mirándolas» con los ojos abiertos y parados sobre la vidriera plegada del balcón. Creyó sentir entonces que una cosa dura golpeaba los cristales con siniestro aleteo.... ¿Si sería la nétigua? Se acercó a observar, andando de puntillas con infantil sigilo. No era la nétigua.