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Actualizado: 24 de junio de 2025
Por la circunstancia, pues, de que la campesina robada es para todos la Princesa, fuera de los que conocen el secreto, pasa Diana desapercibida en el traje impropio de su clase, que la cubre, y forja un enredo muy divertido, en que el mismo duque de Milán renuncia á su prometida esposa, y Clotaldo se casa al cabo con su querida Diana. Dicha y desdicha del nombre y La banda y la flor.
La muerte sorprendió al personaje en Génova el 11 de diciembre, e ignórase al presente por qué mano fueron a parar entonces aquellos papeles a cierta logia de Milán, que los remitió más tarde a Víctor Manuel como armas preciosas que podían muy bien afianzar en España el trono siempre vacilante de su hijo, atando de pies y manos a ciertos políticos venales, modelo en todas las épocas de deslealtad y de imprudencia.
En Milan, por ejemplo, estaba encargado D. Álvaro de Sande de alistar 2.000 alemanes y 2.000 italianos de los que iba á despedir el Duque de Sessa y de conducirlos á Mesina juntamente con los 2.000 españoles que por orden del Rey facilitaba aquel estado. Por interrupción en los despachos se fueron los más de los alemanes á su tierra, sin que se pudieran juntar más de tres compañías.
Yo me aproveché de la ocasión diciendo que había sido atrevimiento ofrecerles nada, pero que me hiciesen merced de aceptar unas telas que me habían traído de Milán, que a la noche llevaría un paje que les dije que era mío, por estar enfrente aguardando a su amo, que estaba en otra tienda, por lo cual estaba descaperuzado.
Rafael recordaba este mundo extraño, visto ligeramente en los pocos días que permaneció en Milán. Su acompañante, el canónigo, había encontrado allí un antiguo niño de coro de la catedral de Valencia, sin otra ocupación ahora que estar día y noche plantado en la Galería.
Tanto hubo de ser así que no faltó en aquel tiempo quien asegurase, que el precioso rizo que tenía Pietro Bembo en el principio de su ejemplar de Lucrecio, donde está la invocación a Venus, rizo que se conserva aún en la Biblioteca Ambrosiana de Milán, no era de la Duquesa de Ferrara, sino de la tal donna Olimpia.
Chocóme y me gustó ver la mantilla española en la mayor parte de las mujeres: la peina que en Valencia llevan las mujeres del pueblo adornaba tambien las cabezas de las italianas. Como es un lugar encantador: desde allí seguimos á Camerlata, que está tocando, y allí tomamos el camino de hierro hasta Milan, pasando por Monza, donde estaba Radetzky.
Era mentira lo que contaba la gente sobre el fin de su padre. El pobre doctor Moreno no se había suicidado. Tenía demasiada altivez para revelar, dándose la muerte, el inmenso dolor que le había causado aquella ingratitud. No me hable usted de ella dijo con fiereza a su patrona de Milán cuando intentó hablarle de Leonora. Yo no tengo hija: fue una equivocación.
En Milan tomé billete en la diligencia hasta Novara, cuya distancia se recorre en siete horas. La carretera es sobradamente buena, no deja nada que desear; pintoresca y deliciosa la campiña.
Con respecto a la peor de las sospechas, la de un homicidio por hurto, había recibido el juez noticias de Milán, muy desfavorables para los acusados. De las declaraciones del cajero de la casa d'Arda, resultaba que las sumas de dinero que debía tener la Condesa eran mucho mayores que las encontradas en la villa. Pero Ferpierre tuvo por autos las pruebas de que el hurto no había sido cometido.
Palabra del Dia
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