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Actualizado: 29 de mayo de 2025


«Anteayer, el gobernador ordenó un ataque para destruir los depósitos de municiones del tejar. Ya sabrá usted que los rusos rompen el hielo del abrevadero para bañarse en pelotones de veinte a treinta y que en seguida se meten, para secarse, en los hornos de ladrillos.

Mientras el día siguiente navegaban viento en popa, se levantó una espesa niebla, y cubiertos de ella se acercaron tres navíos holandeses, los cuales con grande estrépito y ruido de batalla los arrestaron, disparándoles un tiro de artillería y estuvo á pique de haber un combate sangriento de ambas partes, defendiendo los unos sus haberes y las grandes esperanzas con que se habían embarcado, y los otros, esperando hacerse ricos con un cuantioso despojo; mas como los españoles al cargar sus navíos de registro, no observen la común medida del peso que á proporción del buque se debe cargar, sino que meten más géneros de los que caben, añadiéndose á esto la gruesa cantidad de provisiones para seis ó siete meses, de ahí nace ir tan hundidos en el agua, que sólo llevan fuera lo que es preciso para que se mantengan en ella, quedando inútil la más de la artillería para pelear, por ir las andanas dentro del agua.

De Pas se detuvo, se volvió, le miró desde arriba con lástima y disimulando la ira, y le dijo lo menos malo de cuanto se le ocurría: Parece mentira que sea usted cazador. Soy cazador en seco, compadre, pero esto es el diluvio, y un bombardeo... y las arañas se me meten en el estómago... y sobre todo a me gustan las acciones heroicas que tienen alguna utilidad.

Vámonos dijo Gabriel . Ese Mariano podía habernos avisado, para evitar la sorpresa. Y añadió, sonriendo irónicamente: Siempre lo mismo. Los parásitos son los que más brillan y más ruido meten. Lo que no pueden prestar en utilidad lo dan en estruendo. Llegó la festividad del Corpus sin que el menor incidente alterase la vida tranquila de la catedral.

En un almíbar a punto de caramelo se meten y sacan rápidamente, poniéndolas a enfriar. YEMAS DE COCO. Se limpia bien un coco que sea fresco, se saca la carne, se ralla y se pesa. Por cada libra de coco se pondrá una y media de azúcar; se hace el almíbar, y cuando empieza a hacer hebra se echa el coco rallado, se le da unas cuantas vueltas, y se retira del fuego.

Prosuponga vuestra merced que me manda llevar a la cárcel, y que en ella me echan grillos y cadenas, y que me meten en un calabozo, y se le ponen al alcaide graves penas si me deja salir, y que él lo cumple como se le manda; con todo esto, si yo no quiero dormir, y estarme despierto toda la noche, sin pegar pestaña, ¿será vuestra merced bastante con todo su poder para hacerme dormir, si yo no quiero?

DULCE DE SANDÍA. Se quita la corteza de la sandía y la parte encarnada; de la parte blanca de junto a la corteza se cortan unos trocitos como dados y se meten en agua hirviendo; se tienen un cuarto de hora y se sacan al agua fría, teniéndolos allí mientras aparte se hace el almíbar a punto fuerte; se mete la sandía y vuelve a hervir hasta que tome punto; se pone kilo de azúcar por kilo de fruta.

Mi comandante, dígale usted a señá Rosa Mística que traslade su amiga al fuerte de usted cuando tenga cañones de veinticuatro, para que estén bien guardadas las niñas de las asechanzas del demonio, que se meten en guitarras destempladas. Me voy, porque don Federico no viene; estoy para que está vacunando a todo el lugar, inclusos señá Mística, el maestro de escuela y el alcalde.

Para matar á este animal, los indios usan de esta traza: júntanse muchos, y levantando una estacada, se meten dentro de ella, desde allí hacen gran ruído y estrépito para llamar á aquellos animales, y mientras ellos de fuera procuran echar por tierra la empalizada, los indios, mirando por las rendijas, los flechan y matan á su salvo.

DULCE DE MELOCOTÓN. Se pesa la misma cantidad de azúcar que de melocotones, se frotan éstos, se meten en agua hirviendo y se separan del fuego, dejándolos allí hasta que el agua se enfríe, se sacan con cuidado a otra agua fría, y se tienen veinticuatro horas cambiando de agua cada doce; con los dedos se les quita la piel con mucho cuidado, y se meten en el almíbar, que se habrá hecho aparte, y cuando éste está frío, se acerca a fuego suave, y se hace cocer hasta que tome punto.

Palabra del Dia

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