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Actualizado: 18 de mayo de 2025
No te metas, Ramón, en lo que no sabes contestaba mi tía furibunda. Vean ustedes, señores: llevar hombres jóvenes a las cámaras sería nuestra perdición. La juventud del día no tiene talentos prácticos; ¿cómo quieren ustedes que los tenga? ¡Le da por la historia y por estudiar el derecho constitucional y la economía política en libros!
Porque el militar contestó el general no es ni debe ser otra cosa que el sostén del trono, el mantenedor del orden y el defensor de su Patria. ¿Estás, sobrino? Pero tío... Rafael le interrumpió la condesa , no te metas en honduras y prosigue tu relación. Obedezco; ¡ah prima!, en el ejército que estuviese a tus órdenes, no se vería jamás una falta de subordinación.
Además, el hombre sin familia no se comprende; es un ser incompleto, absurdo, está fuera de la naturaleza. Permíteme, querido manifestó Moreno extendiendo la diestra con solemnidad y acentuando aún más la superioridad de su sonrisa. Más vale que no te metas a definir las leyes de la naturaleza. Esas cosas hay que estudiarlas con atención y tú no creo que te hayas entretenido hasta ahora en ello.
Te anda buscando porque no te conoce. Dice que eres cómplice de lord Gray y el verdadero criminal. Calumnia, pura calumnia; pero no te metas en vindicar tu honra mancillada y echa a correr, que Villavicencio tiene malas pulgas, y aunque te escuda el fuero militar... Conque en marcha y no vuelvas a Cádiz en tres meses. Pues sí; yo fui quien la sacó de casa.
Mañana mismo iré a ver a un amigo que tengo en la Delegación... Pero no se olviden: tú, Polidura, ten cuidado y no metas la pata... Si sabe Juliana que alquilé la bicicleta, ya tengo máquina para un semestre. ¿Va usted a volver al Pardo?... Puede. ¿Y usted, maneja el pedal? No lo he probado. En todo caso, yo iría a caballo.
Ni yo quiero que te metas monja, sino todo lo contrario, ni por más que miro alrededor de ti descubro los peligros que te cercan. Yo no deseo que te vengues de doña Inés ni de nadie; pero, en todo caso, de ella y no de mí tendrás razón para vengarte. Y perdona, además, que sea franco contigo y que te acuse de un pecado constante y aun prolijo en ti: tu hipocresía tenaz.
6 ¿No es antes el ayuno que yo escogí, desatar los líos de impiedad, deshacer los haces de opresión, y soltar libres a los quebrantados, y que rompáis todo yugo? 7 Que partas tu pan con el hambriento, y a los pobres errantes metas en casa; que cuando vieres al desnudo, lo cubras; y no te escondas de tu hermano.
Y ella había sentido venir la catástrofe; el corazón se lo decía. No te metas, Bernardino, en la Bolsa, mira por aquí, mira por allí. Bernardino, vigila a ese niño, que no tiene experiencia, que no sabe por dónde anda; el socio es bueno, pero el mal ejemplo de los demás, el tuyo sobre todo, va a perderle. Bernardino esto, Bernardino aquéllo. Y nada, erre que erre. Estaban ciegos, locos.
Peregrín, debes tener presente que no le has hecho más que una visita en Madrid, y por la noche, según me has dicho apuntó tímidamente D. Juan. El ex-gobernador arrojó a su hermano una mirada de indecible desprecio. Juan, no metas la pata. Peregrín, no sé por qué... ¡Juan!... ¡Peregrín!... ¡Que no la metas! ¡Que no la metas!
Vaya, vaya, no me metas los dedos por los ojos, Julián.... A no ser que en esos setenta y cinco mil duros estén incluidos los gastos de la casa que estás fabricando en el Horno de la Mata. Pues naturalmente. Al duque le acometió al oir esto tal golpe de risa, que por poco se ahoga. Cayósele el cigarro. La faz, ordinariamente amoratada, se puso ahora que daba miedo.
Palabra del Dia
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