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Actualizado: 23 de julio de 2025
Es natural que esta idea os entristezca; pero reconoceréis, sin duda, que os habéis engañado tanto como yo respecto al carácter de vuestra amiga... ¿Qué os pasa? ¿Por qué me miráis con esa expresión tan extraña, Catalina? La campesina tenía los ojos fijos en él, con una expresión de dolor y de compasión, meneando la cabeza silenciosamente.
Como vi que él quebraba la postura, no me contenté ir a la par con él, mas aun pasaba adelante: dos a dos, y tres a tres, y como podía las comía. Acabado el racimo, estuvo un poco con el escobajo en la mano y meneando la cabeza dijo: "Lázaro, engañado me has: juraré yo a Dios que has tú comido las uvas tres a tres." "No comí -dije yo- mas ¿por qué sospecháis eso?"
Y Raguet le contestaba, meneando la cabeza y como si él hubiera contribuido en la compra: Me temo que hayamos hecho un mal negocio con el animalucho. ¿Por qué no lo vendemos? Catalina sabía que venderlo era dejar la suma casi íntegra en las manos de ese disipado de Raguet; además, ella no desesperaba de amaestrar a Cónsul, y hasta le tenía algún afecto... Por eso respondía: Tengamos paciencia.
Algunos malcontentadizos habían observado, meneando la cabeza, que todo se había renovado en el laboratorio de Ramón Pérez, menos las navajas; pero él respondía que eran hombres del otro jueves, y que no habían perdido la antigua maña de observar el fondo de las cosas; cuando la regla del día era dar únicamente importancia a la exterioridad y a la apariencia.
Quizá dijo nos encontramos ante una inflamación adhesiva que cerrará las cavernas y reparará todos los desórdenes causados por la enfermedad. El pobre doctor escuchaba esta opinión meneando tristemente la cabeza.
Y los que paššavan, le dezian injurias meneando šus cabeças, Y diziendo, tu, elque derribas el Templo [de Dios], y en tres dias [lo] reedificas, šalvate
Acudieron su mujer y sus vecinos con luces, y halláronle haciendo efectos de nadador, soplando y arrastrando la barriga por el suelo; y meneando brazos y piernas con mucha priesa, y diciendo a grandes voces: "¡Socorro, señores, que me ahogo", tal le tenía el miedo, que verdaderamente pensó que se ahogaba.
V. lo entiende mas que yo, dice el rudo encogiéndose de hombros; y luego meneando cuerdamente la cabeza añade: no señor; repito que el negocio no me gusta; yo por mi parte no entro en él; V. se empeña en que ha de ser tan provechosa la especulacion; enhorabuena; allá veremos. Yo no aventuro mis fondos. La victoria en la discusion queda sin duda por el proyectista; pero ¿quién acierta?
Ese no es mi lugar. Entonces me miró muy azorado, y dijo meneando la cabeza: ¡Cáspita! La chiquilla es mordaz. Yo iba a replicar, pero papá entró. En la mesa no los perdí de vista, pero nada sospechoso hubo que observar; apenas si cambiaron algunas miradas.
Guardiana soltó el trapo a reír con la mejor voluntad del mundo: Amparo, acordándose de una frase leída en un periódico, exclamó: ¡Pero ha de poder tanto el vil interés! Y meneando la cabeza, añadió : Lo diría de broma, mujer. ¡Sí, sí... buena broma te dé Dios! En esa familia todos son iguales, mujer; cortados por una tijera. Pues no digo nada del señorito, de tu adorador.
Palabra del Dia
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