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Actualizado: 17 de junio de 2025


He hecho lo imposible por no ser un melancólico, porque nada hay más ridículo que eso, en cualquier edad, pero sobre todo en la mía; pero hay en el alma de ciertos hombres no yo qué especie de bruma elegíaca siempre dispuesta a condensarse en lluvia sobre las ideas. ¡Tanto peor para quienes nacieron entre las nieblas de octubre! añadió sonriendo a la vez por lo pretencioso de la metáfora y por lo que en el fondo le humillaba aquella enfermedad congénita

Escuchó largo tiempo y no oyó otra cosa que el lamento dulce y melancólico de los sapos que cantaban al borde del camino. Descendió de su observatorio y llegó a gatas hasta el balcón, tan pronto bajando la cabeza para no ser visto, tan pronto levantándola para ver y oír. Volvió al sitio de donde el miedo le había arrojado y se aseguró de que Honorina dormía aún.

Mientras la de Páez daba a entender con su aire melancólico y aburrido que su reino no era de este mundo, y que Ronzal había hecho demasiado atreviéndose a invitarla a bailar, el diputado ponía los cinco sentidos en no equivocarse, en no pisar el vestido ni los pies a ninguna señorita y en imitar servilmente las idas y venidas y las genuflexiones de Trifón.

¿Por qué no le repite usted esta noche a mi hermana lo que le dijo la semana pasada? dijo Barbarita II al melancólico caballero. Yo... no le he dicho nada. , la semana pasada, cuando fuimos a la Casa de Campo, y se puso usted a contar el cuento de aquella inglesona que le quiso pegar un tiro porque le dijo no qué, en un tren.

Era ya hombre y estudiante de Facultad, y todavía Isabel conservaba esta costumbre de salir al balcón para despedirle cuando iba a sus clases. Por su natural, o tal vez por esta educación un poco afeminada, Raimundo fué un niño tímido, retraído de los juegos de sus compañeros, luego un adolescente melancólico, por fin un joven serio y de pocas palabras. Apenas tuvo amigos.

Los cuidados que le prodigamos le volvieron a la vida; pero se tornó sombrío y melancólico. No quería ver a nadie, exceptuándome a . Se había negado siempre a disponer de la suma de Judit, que tenía en mi poder; y su fortuna, como ya les he dicho, sólo consistía en seis mil libras de renta.

De ordinario, no soy melancólico: al contrario, se me tiene por hombre feliz y regocijado. Yo no trato de desmentir mi fama, por si es merecida, y, sobre todo, porque nada me cuesta; y así vamos viviendo... y así soy, ni menos ni más. Conque ¿me conoce usted ahora? Aunque no con tantas señas, bien conocido le tenía a usted, y estimado en lo que merece.

Un momento después Valentina dejaba caer sus manos sobre las teclas y tocaba el Clair de Lune, esa profunda melodía de Beethoven en que cada nota parece el suspiro melancólico de un coloso.

Reyes, volviendo grupas, seguro de su soledad, inmóvil en medio del camino, permaneció contemplando el rincón melancólico de que se alejaba, como si allí dejara algo.

Apenas se ven otras señales de vida comercial que uno que otro bergantín ó barca, atracado al costado del melancólico muelle, descargando cueros, ó alguna goleta de Nueva Escocia en que se está embreando un cargamento de leña que ha de servir para hacer fuego en las chimeneas.

Palabra del Dia

rigoleto

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