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Actualizado: 17 de mayo de 2025


Basilio de por no era supersticioso y menos despues de haber descuartizado tantos cadáveres y asistido á tantos moribundos; pero las antiguas leyendas sobre aquel fúnebre parage, la hora, la oscuridad, el silbido melancólico del viento y ciertos cuentos oidos en su niñez influyeron algo en su ánimo y sintió que su corazon latía con violencia.

En el tejado de la ermita revoloteaba una nube de gorriones; en la falda de la montaña pastaba un rebaño de ovejas de rojizos vellones, las cuales, al encontrar entre los peñascos alguna brizna de hierba, se llamaban con melancólico balido.

Entonces que, sin poder él desechar aquellos recuerdos se le presentaba su infancia en los puertos; aquellas tardes de su vida de pastor melancólico y meditabundo.

Mejor era soñar, seguir soñando». Así pensaba melancólico Bermúdez, que tenía el vino triste, mientras contestaba distraído, pero muy fríamente, a doña Petronila Rianzares que se ocupaba en hacer en voz baja un panegírico del Magistral, su ídolo.

Es un melancólico señorío, una poética distinción, un gracioso romanticismo, propio exclusivamente de las reinas destronadas. La Granadina podrá ser genial y chistosa por naturaleza, y resultar así cuando se la excita; pero se diría que siempre es á pesar suyo.

Un leve estremecimiento frío, melancólico, corrió por todos los ámbitos. En vano lucharon contra él aquellos a quienes el baile o el vino había enardecido. Poco tiempo después se había apoderado de todos. Escuchábanse las voces de las madres llamando a sus hijos, de los hermanos llamando a sus hermanas.

¡Hermosa tarde! ¡Quién pudiera trasladar al papel el espléndido cuadro que tenemos delante! Usted está triste... ¿por qué? Nosotras deseamos verle contento. ¿A qué ese rostro abatido y melancólico? Papá nos ha dicho que ha sufrido usted mucho.... Ciertamente, me rendía la tristeza.

Alegre ó melancólico, me dejaba así fascinar por la corriente, símbolo de ese curso que nos arrastra á todos hacia la muerte, y luego, sustrayéndome con pena á la atracción del agua, elevaba mi mirada á los frondosos árboles, en los que se estremecía la vida, y hacia los ricos prados y serenos montes inundados de sol. #El paseo#

La tercera es, seguramente, Esto que es negociar, arreglo corregido de El melancólico, inserto en el primer tomo; y en cuanto á la cuarta, lo es El condenado por desconfiado, de la cual hablaremos después. Las otras ocho comedias de este tomo son todas de mucho mérito.

Robledo creyó que para ella las horas habían sido igualmente largas como años. Parecía más vieja, pero no por eso dejaba de ser hermosa. Su belleza ajada era más sincera que la de los días risueños. Tenía el melancólico atractivo de un ramo de flores que empiezan á marchitarse.

Palabra del Dia

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