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Actualizado: 17 de mayo de 2025


La energía de su hermano le había desconcertado por completo: Pepe era más hombre de lo que él imaginó. A la mañana siguiente doña Manuela, antes de ir a la compra, según costumbre, fue a dar un beso a Pepe, mientras éste acababa de vestirse para marchar a su trabajo. Voy a la compra; adiós, hijo. Y a misa, ¿verdad, mamá? Ella, sonriéndole cariñosamente, se limitó a decir: ¿Qué mal hay en ello?

Una noche experimentó Roseta cierto alivio. Cerca aún de la ciudad, salió al camino un hombre que empezó á marchar al mismo paso que ella. ¡Bòna nit!

Los médicos me dicen que coma carne. Como carne y me pongo peor. Ea, ya estoy como un muelle de reloj... Si usted me da su permiso me retiro... Hombre, no, descanse usted. Eso se le pasará. ¿Quiere usted un vaso de agua? Jacinta sintió que no le dejase marchar, porque la idea de que el hombre aquel iba a caer allí con una pataleta le inspiraba repugnancia y miedo.

Seguid, seguid haciendo vuestro equipaje, señora, que hemos de marchar esta misma noche; entre tanto descuidad, que yo he de traeros antes de media hora á don Juan. Y Quevedo, saludando á doña Clara y evitando prolongar la conversación, salió, porque le tardaba saber lo que hubiese de cierto en el negocio.

Que le dejasen a él los otros picadores entendérselas con los de las caballerizas. Nadie conocía mejor la manera de hacer marchar a estas gentes. Avanzaba un criado hacia él tirando de un jaco cabizbajo, con el pelo largo y el costillar en doloroso relieve. ¿Qué traes ahí? decía Potaje encarándose con el contratista . Eso no e de resibo. Eso e una alimaña que no hay quien la monte. ¡Pa tu mare!...

Abriolo Ah-Fe en la soledad de su cocina, y descubrió un delantal de niña, recientemente lavado y planchado. Llevaba en el ángulo del dobladillo las iniciales C. T. Escondiolo el chino en un pliegue de su blusa, y prosiguió lavando sus platos en el fregadero con cándida sonrisa de contento. Unos días después, Ah-Fe se presentó a su señor. Yo no gustar Fiddletown: Yo muy enfermo. Yo marchar.

Escuchaba ya su voz irónica: «¡Nada de mujeres!» Y la primera que se presentaba lo hacía marchar ante su paso, confuso pero obediente, lo mismo que un prior que rompe la clausura para recibir á una reina. La inquietud le hizo hablar al coronel, que iba silencioso á su lado, acompañándole desde la verja al edificio. ¿Dónde estaba Castro?... En la biblioteca, con lord Lewis.

El astuto Antonelli había atado para siempre a Bismarck con hilo de araña. Jacobo, sin hacer una sola caricia a la niña, despidióse fríamente, y Monina le miró marchar, chupándose, con altivez de dama ofendida, tres dedos al mismo tiempo.

Se detuvo de pronto el automóvil junto á unas casas arruinadas y ennegrecidas por el incendio. Ya hemos llegado dijo el oficial . Ahora habrá que caminar un poco. El senador y su amigo empezaron á marchar por la carretera. Por ahí no volvió á decir el guía . Ese camino es nocivo para la salud. Hay que librarse de las corrientes de aire.

Nosotros íbamos a embarcarnos, pero el señor nos dijo: Vosotros quedaos ahí. El señor se puso al timón, el hombre izó la vela, y la lancha comenzó a marchar rápidamente hacia Frayburu. Una hora después volvían, trayendo a Zelayeta. El viejo nos preguntó nuestros nombres, y cuando yo le dije el mío se quedó mirándome fijamente.

Palabra del Dia

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