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El Magistral dormía algunos días la siesta, y doña Paula, por economía, le preparaba así la cama. Hacerla formalmente hubiera sido un despilfarro de lavado y planchado. Don Fermín volvió a sentarse en su sillón. Desde allí veía, distraído, los movimientos rápidos de la falda negra de Teresina, que apretaba las piernas contra la cama para hacer fuerza al manejar los pesados colchones.

Los dos habían sido muy buenos amigos. El cochero celebraba sus picardías de animal viejo y brioso; tenía orgullo en decir que era muy bravo y sólo por él se dejaba manejar, y ahora estaba allí tendido de costado sobre el estiércol, inmóvil como carne muerta, agitando alguna vez con ronco estertor el redondo pecho y levantando un poco la cabeza para lanzar en torno suyo la mortecina y lacrimosa mirada.

83 Hace trotiadas tremendas desde el fondo del desierto; ansí llega medio muerto de hambre, de y de fatiga; pero el indio es una hormiga que día y noche está despierto. 84 Sabe manejar las bolas como naides las maneja; cuanto el contrario se aleja, manda una bola perdida, y si lo alcanza, sin vida es siguro que lo deja.

, y hubiera podido rompernos la cabeza a cualquiera de nosotros. Me parece que ha vuelto atrás después de tocar al suelo. Ha vuelto a la mano del hombre que lo lanzó. ¿El bomerang? , Cornelio. El bomerang, que es sencillamente un palo de unos tres pies de largo, algo redondo en uno de sus extremos, es un arma sorprendente; pero que sólo los australianos saben manejar.

Al mes de esto, como no sabía trabajar la tierra ni manejar el ganado, y de aquellas riquezas que tenía «por su casa», según dijo de soltero, no se veía un maravedí para levantar las cargas de su nuevo estado, cogió lo que le quedaba de su tenducho y se fue a correr ferias y mercados con ello. Volvió a los dos meses, muerto de hambre, mal encarado y peor vestido.

En su tiempo se usaban los espejos negros, los de reducción, la cámara obscura, el triguardo y otros aparatos de óptica aplicada que debió de manejar mucho, acostumbrándose a ver en globo, en conjunto, como esta vista la escena de Las Meninas, donde dio la medida de lo que debe ser la pintura: la imagen de lo real que nos da el espejo, y esto es en verdad Las Meninas, un cuadro copiado de lo que los Reyes veían cuando Velázquez les estaba retratando.

Obedeciendo sus indicaciones, un grupo de atletas había corrido á lo alto de la mesa para manejar la grúa que subía los alimentos. Ocupando su plato-ascensor pudo llegar á la vasta planicie de madera, sin necesidad de trotar por las fatigosas espirales.

Al Gobernador del fuerte dejó instrucción de cómo se había de manejar con el jeque; á los Oficiales dijo que si pensase que la armada turca viniera contra el castillo, se quedara con ellos; pero que siendo la armada la que estaba en peligro, se iba á correrlo en ella.

No hay que decir cuanto se regocijó la novia al ver próximo el término de la situación equívoca en que estaba, y al considerarse señora y dueña de una casa. Ella contaba con manejar al buenazo de Pipaón como a un dominguillo, y vivir a sus anchas gastando y triunfando. Pajarraco largo tiempo aprisionado y de no muy buenos instintos, ¿a dónde iría al salir de su jaula?

Remolón era el buen señor, y transcurrió otro mes sin que entrase por las puertas la ansiada libranza. Áspera y recelosa D.ª Laura, invitó a Isidora a trabajar con espaciosos argumentos. ¿No tenía manos? ¿No sabía coser? ¿No trabajaban como negras aquellas dos señoritas decentes, Emilia y Leonor? Isidora era hábil en la costura y en prepararla, pero no sabía manejar la máquina.