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Precisamente añadió Pierrepont , tienes una hija... yo también puedo tener otra, tal vez un hijo, y ésos son afectos, distracciones que hacen olvidar a un hombre el eterno femenino: digo más: pueden revestir de cierto prestigio la edad madura de la vida... Es hermoso ver a un padre todavía joven llevando a sus hijos de la mano a paseo... ¡Bueno! qué quieres, vas a admirar mi candor... pero... pero siento como un vago deseo de amar siquiera una vez en la vida a una mujer honrada.

Cuantos admiran tu genial vestigio grabado en el solar de tu linaje, vinculan a tu límpido prestigio la sanción de un perpetuo caudillaje. Madura en hechos la rebelde idea, mútilo el cetro de la noble España, la reconquista levantó su tea para alumbrar tu constructiva hazaña.

Estaba escoltada por los dos hermanos Casanova, que la habían acompañado en unión de la doncella. Continuaban disputándose su corazón, con empeño rabioso por parte de D. Peregrín, con noble y severa tranquilidad por la de D. Juan. En este certamen de amor la virtuosa y madura señorita padecía mucho, por creerse culpable de las reyertas que a lo mejor estallaban entre los dos hermanos.

Pues, para que entendáis desde aquí adelante que os quiero como padre, y que no os quiero destruir como padrastro, quiero hacer una cosa con vosotros que ha muchos días que la tengo pensada y con madura consideración dispuesta. Vosotros estáis ya en edad de tomar estado, o, a lo menos, de elegir ejercicio, tal que, cuando mayores, os honre y aproveche.

Tenía la librea de palacio, y por su edad, que era ya madura, y por su aspecto y por un no qué característico, se conocía que era uno de los jefes de la baja servidumbre. En efecto, Ruy Soto era portero de una de las subidas de servicio del alcázar, que se comunicaban de una parte con el cuarto del rey, y de otra con las galerías superiores ocupadas por la servidumbre.

A tener allí la flauta y no estar dormida Serafina, hubiera acompañado con el dulce instrumento aquellas melodías interiores, lánguidas, vaporosas, llenas de una tristeza suave, crepuscular, mitad resignación, mitad esperanzas ultratelúricas y que no puede conocer la juventud; tristeza peculiar de la edad madura que aún siente en los labios el dejo de las ilusiones y como que saborea su recuerdo.

De vez en cuando dirigía a su padre una seña de amistad con un ligero gesto que quería decir claramente: «¡Qué fastidioso es ver reír a los demás cuando no se sabe de qué se ríen!» ¡Cuánto le agradecía yo el que no comprendiese, y cómo me felicitaba por la ausencia de Luciana, que, más madura en la atmósfera parisiense, hubiera ciertamente comprendido!

Y en nuestros días, los krausistas, que ven a Dios, según aseguran, con vista real, tienen que leerse y aprenderse antes muy bien toda la Analítica de Sanz del Río, lo cual es más dificultoso y prueba más paciencia y sufrimiento que abrirse las carnes a azotes y ponérselas como una breva madura.

No se extrañe, pues, que me haya detenido á apuntar algunos detalles que, á primera vista, parecen ociosos. Tiene esta inconsecuencia su disculpa en que las ESCENAS no se escribieron con un plan determinado ni en una sola sentada, ni son obra de la madura reflexión del filósofo, sino el fruto de los ocios de un muchacho impresionable.

Segismundo no participaba de tal opinión, y estuvieron discutiendo sobre esto con selectas razones de una y otra parte, quedándose cada cual con sus ideas y su convicción, y resultando al fin que la fruta cruda bien madura es cosa muy buena, y que también lo son las compotas, si el repostero sabe lo que trae entre manos.