Vietnam or Thailand ? Vote for the TOP Country of the Week !
Actualizado: 12 de septiembre de 2025
Sintiéndose el Padre mortalmente herido, pidió al neófito que lo dejase allí; y clavando luego en tierra una cruz, que llevaba en las manos, se puso de rodillas delante de ella ofreciendo la sangre que derramaba por sus mismos matadores, é invocando los dulcísimos nombres de Jesús y de María, quebrada y deshecha la cabeza á grandes golpes de macana, entregó su espíritu en manos de su Criador el día 18 de Septiembre del año 1711.
Lindo es el montecito que domina por el Este a la ciudad, donde a brazo partido lucharon antaño, macana contra lanza y carne contra hierro, el jefe de los indios y el jefe de los castellanos, y de barranco en barranco abrazados, matándose y admirándose iban cayendo, hasta que al fin, ya exhausto, e hiriéndose con su propia macana la cabeza, cayó el indio a los pies del español, que se levantó la visera, dejando ver el rostro bañado en sangre, y besó al indio muerto en la mano.
Por consiguiente, salta el dictador, un hombre que trae una macana muy grande, y cuando empieza a funcionar la macana, todos la bendicen. O hay lógica o no hay lógica. Vino, pues, Napoleón Bonaparte, y empezó a meter en cintura a aquella gente. Y que lo hizo muy bien, y yo le aplaudo, sí señor, yo le aplaudo».
Son de ánimo valeroso, guerrero y bien dispuestos en lo personal para el manejo de las armas, una de las cuales es la flecha, en que son muy valientes y diestros; y para prueba y señal de su destreza, traen colgadas muchas colas de animales y plumas de pájaros que han cazado: otra de sus armas es la macana ó maza, que es de una madera muy dura y pesada en forma de palas, con que se juega en Europa á la pelota, solo que es más larga, en el medio es gruesa y por los lados aguda como la espada para poder pelear de cerca.
Cogían, pues, y cogen al presente su breviario debajo del brazo, y con una cruz en la mano se ponían y ponen en camino sin otra prevención ó mataloje que la esperanza en la Providencia Divina, porque allí no había otra cosa; llevan en su compañía veinte y cinco ó treinta cristianos nuevos que á los Padres servían y sirven de guías é intérpretes, y con los paisanos hacían oficio de Predicadores y Apóstoles y caminan ya las treinta, ya las cuarenta leguas, siempre con una hacha en la mano para desmontar y abrir camino por la espesura de los bosques; otras veces encontraban lagunas y pantanos que pasaban á pie con el agua á la boca, y para dar ánimos á los neófitos eran los primeros en vadear los ríos ó en arrojarse por los despeñaderos más difíciles, ó en entrar en las grutas y cuevas con sobresalto y susto de estar allí escondidas las fieras ú hombres; y después de tantas fatigas y trabajos no hallaban á la noche para repararse otro regalo que algunas raíces silvestres con qué romper el ayuno, y algunos días no tenían con qué apagar la sed, sino un poco de rocío que quedaba entre las hojas de los árboles, y por cama la tierra dura, sin otro reparo contra los rigores de la noche, que la sombra de un árbol ó una estera sostenida de cuatro palos; y últimamente en continuo temor y riesgo de la vida, porque los bárbaros, asombrados con el temor, juzgaban que eran sus enemigos los Mamalucos del Brasil, vestidos de Jesuitas y por eso están siempre con la macana en la mano ó con las flechas á punto, ó si no en emboscadas para quitarles la vida sin que los defiendan los neófitos.
Sus armas, ni mas ni ménos que las de los Chiquitos, se componian del arco, de las flechas, y de una macana ó clava de dos filos. Construian ademas, ahuecando los árboles, esas canoas con que recorrian el rio Blanco para ir á la caza y á la pesca, sus ocupaciones favoritas despues de la cosecha del maiz.
Con respuesta tan animosa se amilanaron los Sibacás, y no queriendo exponerse á la fortuna de una batalla en que podían llevar la peor parte, dieron todos la vuelta. Quería el Mapono, ya que no se había logrado el designio de coger al Padre entre sus garras, desfogar á lo menos su rabia con la santa cruz que allí estaba enarbolada, y blandiendo la macana la quiso derribar.
Al fin se quitaron la máscara el día 1.º de Octubre, y muertos á traición doce cristianos, un infame cacique asió de la garganta al santo hermano y con el filo de una pesada macana le partió la cabeza, despojóle después bárbaramente, y de miedo de que no viniesen sobre ellos á vengar aquella muerte los Chiquitos, se huyeron todos juntos, sin saberse dónde.
Diestros navegantes, conocian perfectamente esas sinuosidades interminables de los numerosos rios de su territorio; y si guerreaban con sus vecinos, se presentaban al combate en sus canoas, armados del arco, de las flechas y de la pesada macana.
De donde es, que para darle algún alivio le chupan la parte lesa, ó también dan en el suelo grandes golpes con la macana alrededor del enfermo para espantar aquella alma y ahuyentarla. Con esto se queda el doliente como antes, si no es que por ventura sucede tal vez que sanan naturalmente.
Palabra del Dia
Otros Mirando