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Actualizado: 4 de mayo de 2025
Con la suprema vibración de todos sus nervios, Carmen se desprendió por segunda vez de las garras feroces, y en aquel minuto de libertad providente le puso al mozo las dos manos en el pecho y le dió un empujón con todo el vigor juvenil de su noble sangre sublevada y de sus músculos en tensión.
El Magistral, mientras duraba la debilidad, le había prohibido incorporarse para rezar de rodillas sus oraciones de la mañana. Pero ella en cuanto sintió aquella bienhechora fortaleza de los músculos, que es como el amor propio del cuerpo, gozose en distender los miembros que volvían a cubrirse de rosas pálidas, otra vez repletos de vida circulante.
Mi padre murió, mi madre murió también poco después, y yo, gracias al profesor, conseguí que no me dedicasen á los trabajos forzosos, como tantos otros desdichados de mi sexo. No quise ser una máquina de músculos, pero tampoco me plegué á lo que exigía de mí el nuevo régimen para convertirme más adelante en la esposa masculina de cualquiera de las mujeres triunfadoras.
Fragoso quedó encantado de aquella brusca energía de nervios y músculos que no recordaba más, y subió a su memoria el recuerdo del viejo combate con la irara; era la misma mordida sobre la cruz: un golpe seco de mandíbula, y a otra rata.
Lo demás tiene muchos músculos. Prefiero las mujeres, porque tienen menos músculos. JUANA. Pues yo prefiero los hombres; cuando se ha dado con el quid de los músculos todo marcha como una seda. JUANA. ¡No! Tengo una modistilla que trabaja muy bien y que me copia los modelos de las Casas más importantes.
Pero aquello pasó; dilatáronse los músculos del semblante del fraile, un momento contraídos, se dulcificó la expresión de su boca, que durante un momento había reflejado una amargura infinita, y su mirada se heló; dejó de ser la mirada mundana de un hombre combatido por fuertes pasiones, para convertirse en la mirada reposada, tranquila de un religioso ascético.
Así que se vio sano comenzó de nuevo a bravear y hacer piernas esforzándose en levantar pesos enormes y enseñando de nuevo los músculos del brazo. Pero no bastaba esto a sus ánimos y a su presunción de varón atlético y gladiador: quería demostrar alguna vez que estas fuerzas que el cielo le había concedido podían utilizarse y dejar bien sentada en el colegio su fama de valiente y esforzado.
En las grandes ascensiones, el peligro es inminente muchas veces y á cada momento se expone uno á la muerte, pero siempre sigue adelante y se siente sostenido é impulsado por una gran alegría al considerar que se sabe evitar el peligro con la solidez de los músculos y la serenidad del ánimo.
Pero si los ojos no, el corazón lo vió con toda claridad. Quedó yerto, pegado al suelo. Sintió un desfallecimiento singular en las piernas como si fuese a caer. Mas prontamente la sangre hirvió dentro de su brioso temperamento de atleta. Tendiéronse sus músculos acerados y saltó sin tocar con las manos la paredilla de seis pies que cerraba la finca. Cayó en medio de la carretera.
Pasadas unas cuantas generaciones, estas máquinas de músculos, sin iniciativa ni voluntad, resultarán perfectas. En nuestra vida de familia ejerce un miedo salutífero la existencia de dicha clase inferior. Los hombres obedecen sin discusión á la esposa ó la madre, por miedo á perder las dulzuras de la vida de harén que llevan en sus casas.
Palabra del Dia
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