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Después de esta explicación, que arroja de repente clarísima luz sobre todos los sucesos anteriores, sigue una catástrofe de un efecto sorprendente, Don Mendo y Violante intentan penetrar en la cárcel de Don Lope para libertarlo; la última acaba de saber, de los labios de su padre, que su amante es su hermano, y esta noticia, si bien llena su alma de horror, acrece por otra parte su deseo de libertar al preso.

Muley, por el agradecimiento que le debe, y cuyo amor á la princesa Fénix está enlazado con el argumento del drama, hace cuanto puede para libertarlo, pero no lo consigue. Al fin llega la noticia que el rey Eduardo de Portugal ha dispuesto en su lecho de muerte que Ceuta sea entregada al punto, para rescatar al Infante del cautiverio.

Aquellas escenas, en que el joven Fernando vuelve como vencedor de las guerras contra los moros, y en vez de la recompensa que esperaba, encuentra decapitado á su noble padre por las calumnias del infame Peláez, amenazándole también el mismo suplicio; su refugio en una iglesia, en donde se parapeta y defiende contra el populacho amotinado; la aparición maravillosa de la joven doncella, su ángel salvador, que llega á libertarlo estando tan próximo á la muerte; el sacrificio de su hermana, á quien inmola, rogándoselo ella para hacer vanas las asechanzas de su enemigo; y la venganza completa, que, después de afrontar infinitos peligros, que se suceden con interés siempre creciente, toma al cabo de los traidores, dejando su honor inmaculado: todo esto se graba perfectamente en la memoria de cualquiera si alguna vez llega á leerlo.

Se trata de que Fabrice no efectúe su suicidio cuando llegue la hora... ¿Podemos contar con usted para ese objeto? ¿Y lo duda usted?... Es como si propusiera usted a un asesino libertarlo de su propia conciencia... Pero, ¿qué puedo yo hacer en esto?... No puedo imaginármelo...

Don Tello oye su sentencia de muerte; pero Don Pedro, no contento con castigarlo como Rey, con sujeción á las leyes, quiere demostrarle también su superioridad como caballero y como hombre, y hace que le abran la prisión, en que Don Tello espera la ejecución de su suplicio. Es de noche: el Rey entra disfrazado y variando la voz, y dice al preso que ha venido para libertarlo.

De esta manera, y haciéndole algunos regalos, piensa dulcificar las amarguras de la prisión, hasta encontrar una coyuntura favorable para libertarlo, y evitar así que vaya su hermano á la cárcel. Algunas sospechas se suscitan, mientras tanto, contra Don Fernando, y se presenta á Don Juan para que declare si reconoce en él al matador de Don Pedro.

No hay después necesidad de libertarlo con violencia, porque, con ayuda de la Infanta de Navarra, se ha evadido de su prisión, juntándose, sin contratiempo, á sus leales súbditos, y desposándose en seguida con su libertadora. En el acto tercero aparece el Conde de nuevo en León para cumplir sus deberes.

Por la virtuosidad de sus ideales y la austeridad de su vida de varón tranquilo y fuerte que "iba armado con aquel invulnerable escudo de la bondad y de la justicia que permitía a M. Bergeret recoger la piedra que una multitud enfurecida le arrojaba porque se había atrevido a decir la verdad y murmurar sonriente: es un argumento cuadrangular", podemos considerarlo como el tipo ideal del ciudadano que dijera de Alberdi, Jaurés, en la más honrosa expresión del término y maestro del pueblo también, ya que no pasó su vida como tantos escritores de serrallo lejos de la vida colectiva y de su época tejiendo filigranas y arabescos, sino que dedicola en sus últimos y laboriosos años a instruir al pueblo y la juventud, desde la cátedra, con libros, folletos, conferencias públicas, para libertarlo de los dogmas religiosos y de prejuicios y rutinas de toda índole, después de haberse libertado a mismo por la sabiduría; y porque es un alto exponente de energía, de labor, de esfuerzo propio, es digno de presentarse como un modelo, a los jóvenes y a los hombres de trabajo que luchan en la pobreza por mejorarse día a día, llevando prendido al alma un sano y noble ideal.

Suponiendo que el Rey volviese al trono, le devolveríamos la Princesa. Pero ¿y si no lográsemos libertarlo? Punto era éste del cual jamás habíamos hablado. Pero yo tenía la idea de que, en tal caso, Sarto se proponía instalarme en el trono de Ruritania y sostenerme en él toda la vida. Al mismo Satanás hubiera él puesto en el trono antes que a Miguel el Negro. El baile fue suntuoso.

Cuando llega un ejército portugués ante los muros de Fez para libertarlo, ha dejado ya triunfante todos los vínculos terrenales. Se han borrado los límites de lo finito, pero permanece inmutable lo eterno. Fernando, ya lleno de gloria, abandona su sepulcro, se aparece á los soldados de la Cruz con una antorcha en la mano, y los guía á la victoria.