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Actualizado: 19 de octubre de 2025
La voz se arrastraba lenta, gangosa por aquella formidable boca antes de salir, de tal modo que al llegar a los oídos de sus interlocutores parecía venir cargada de saliva. Y así era en efecto. Buenas noches, Timoteo, buenas noches. Todos respondieron amicalmente al saludo, menos Presentación.
Retrocedimos el camino andado, lenta y trabajosamente, volviendo a tener que pasar por entre las malezas casi impenetrables, desgarrando nuestras ropas e hiriéndonos, y una vez que llegamos al puente, que era el punto de partida, emprendimos de nuevo la marcha.
Si hay una ciencia que procede lenta y paulatinamente, es ciertamente la geografia. ¿Cuantas observaciones para determinar la verdadera situacion del Cabo de San Antonio, y calcular con acierto la latitud del de Santa María? Así se perfeccionan los conocimientos, que hubiera sido imposible llevar de otro modo al grado de madurez que han adquirido en nuestros dias.
Ya que como mujer no has sabido guardarte, deja que tu hermano defienda la honra de la familia. Había cerrado la noche y los dos hermanos emprendieron cuesta arriba el regreso a su casa. Fue una ascensión lenta, penosa, temblándoles las piernas, zumbándoles los oídos, jadeando sus pechos, como si les aplastase un peso enorme.
A una señal de ella, Juan se ponía en las posiciones más humillantes, sin que la niña habituada a su alegre sumisión se sorprendiera. ¿Cómo en lo sucesivo podía haber tenido conciencia de la transformación que la acción del tiempo lenta y segura, había hecho de aquel ardor en otros sentimientos? Ahora el velo caía; de aquellas lágrimas sorprendidas surgía la verdad.
El cobre es quizás mas eficaz que la plata en ciertas cáries con discrasia mas bien venosa que linfática, sobre todo si hay fiebre lenta, y si esta es remitente é irregular con abultamiento del vientre, estreñimiento, ojos hundidos, pulso pequeño y concentrado.
Al temor a la murmuración debemos en gran parte la lenta y trabajosa perfección de nuestra conducta. El ejercicio de la murmuración tiene sus dificultades: hay que ser espiritual, ingenioso, prudente, observador, hábil de expresión. De lo contrario el murmurador, en lugar de crucificar a los demás, se crucifica a sí mismo. Muchas personas se alaban de no ser murmuradoras.
El tiempo fue pasando por él como la onda sobre el lecho del río, haciendo la superficie más tranquila, pero agitando el fondo y profundizando el cauce. Es imposible pintar la invasión lenta y gradual que hicieron en su alma las cosas y los errores mundanos.
Los asuntos más graves de la villa, los que promovían tempestades en el Saloncillo, se trataban, o por mejor decir, se tocaban ligeramente sin apasionamiento alguno. Que los González habían despedido al capitán de la Carmen y nombrado en su lugar un andaluz. Cuando los González lo han hecho afirmaba uno lenta y sordamente, sus razones tendrían.
El auditorio guardó silencio, dando tiempo para que estas notables palabras penetrasen lenta y profundamente en su espíritu. El tío Leandro las rebatió al fin severamente. Cuando se habla una cosa, Celipe, es porque se sabe. ¿Sabes tú, por un si acaso, que han de levantar los trigos dos palmos? Es un decir, tío Leandro. Bien, pero ¿se sabe o no se sabe? Nadie chistó.
Palabra del Dia
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