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Actualizado: 13 de mayo de 2025
Como desde luego consta de un pie de fuerza de 500 hombres, son suficientes para acudir al punto de defensa, y á los demas trabajos consiguientes, sabiéndolos distribuir. Construidos hornos de cal y ladrillo, proveerán lo necesario á nuestro intento.
Hallábase situado el tal convento entre los cementerios viejos y el depósito de aguas del Lozoya, destacando su oscura mole de ladrillo rojizo sobre la terrosa campiña a que ponían término las cumbres del Guadarrama.
El doctor Juan Rodríguez de León atestiguó, con la Sagrada Escritura, que la pintura vino del cielo, como revelada, pues Dios mandó a Ezequiel que pintase la ciudad de Dios en un ladrillo; sacó a relucir que, Cosme de Médicis, fue a Espoleto para enterrar a fray Filipo Lippi y habló de la estimación dispensada por Carlos I a Ticiano, y por Felipe II a Sofonisba Cremonense.
El laberinto de albercas ó diques penetra al corazon de la ciudad por en médio de vastos muelles planos y altísimos edificios, y de este modo se produce el extraño fenómeno de una ciudad flotante compuesta de navíos de todos tamaños metida literalmente en el seno de la ciudad de piedra y ladrillo que se llama Lóndres.
Luego vio con la imaginación al amigo que estaba a pocos pasos de él, al otro lado de una pared de ladrillo, también inmóvil, con las extremidades rígidas, la camisa sobre el pecho, el vientre abierto y un resplandor mate y misterioso entre las pestañas cruzadas. ¡Pobre toro! ¡Pobre espada!... De pronto, el circo rumoroso lanzó un alarido saludando la continuación del espectáculo.
En esto entró Blas, el criado de Juan con la mesita, ya puesta, en que había de almorzar el enfermo. Poco después apareció Jacinta trayendo platos. Después de saludarla, Aparisi le dijo: «Guillermina me ha dado un recado para usted... Hoy no hay odisea filantrópica a la parroquia de la chinche, porque anda en busca de ladrillo portero para cimientos.
En los mercados hervía la gente, saludándose con amor, yendo de puesto en puesto, celebrando al rey o diciendo mal de él, curioseando y vendiendo. Las casas eran de adobe, que es el ladrillo sin cocer, o de calicanto, si el dueño era rico.
Alberto tenía en el mundo de los vivos alguien más que su abuela. A la mañana siguiente vendió apresuradamente las verduras, sin cuidarse de la ganancia, y guardó su carretoncillo mucho antes que los compañeros. El Metro la puso en las afueras de París. Se vió en un paisaje grisáceo, yermo, con fábricas humeantes y casas de ladrillo, tristes como prisiones, en las que vivían los obreros.
Al subir por entre rotos muros las empolvadas escaleras del sombrío edificio de las Prisiones, resuenan los pasos del extranjero en el seno de la mole granítica y de ladrillo durísimo, produciendo ecos recónditos que parecen los lamentos de las víctimas un tiempo amontonadas bajo aquellas bóvedas tremendas.
Tía que le cuida, mujer guapa que le mima también y que se mira en las niñas de sus ojos... Como que es la verdad... Carambita, pues si yo tuviera una mujer así...». Al llegar a esta parte de la reprimenda que Segismundo le espetaba más en serio que un ladrillo, Rubín se había tranquilizado tanto, que casi estaba dispuesto a oírle con benevolencia y hasta con jovialidad.
Palabra del Dia
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