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Actualizado: 1 de junio de 2025
Luego está enferma... Enferma, ¿de qué?». ii Platón se despidió de su amigo, y cogió el lío diciendo que tenía que ir a la calle del Arenal. «Justo discurrió Maxi sin decir una palabra . Allí está su zapatero. Arenal, 22... Lo que me falta saber, podría averiguarlo siguiendo a ese bárbaro.
Aunque usted se burle, debe de ser una bendita, porque tan joven, tan guapa y vivir así... Por la mañana va una chiquilla, por cierto muy chula, y le trae de la plaza cualisquier cosa para comer, y le pone el puchero, y le barre el cuarto, y se larga. Luego ella se las arregla solita, y se pasa el día cose que cose... y también lee mucho. ¿Y dices que no tiene lío?
Pues bien; la doncella que la acompañó me ha contado que allí tuvo algo con no sabe quién..., de cierto, nada; pero algún lío debía de traer entre manos, porque, según la chica, en cuanto llegaban por la noche del teatro a la fonda, Cristeta la despedía sin dejar que la desnudase; y otras veces se quedaba escribiendo hasta muy tarde.
Resuelta a salir de dudas, aquella misma tarde se lió en un mantón, púsose un pañuelo de seda a la cabeza y en tan chulesco atavío, que era como mejor estaba, se fue al núm. 78 de la calle de Belén, apenas cerró la noche. Cinco minutos después, según suele acontecer entre gente de poco más o menos, estaba en amigable diálogo con la portera. ¿Cómo se las arregló?
En esto estaban, cuando sintieron un sordo estruendo y un áspero ruido, que por todos aquellos valles se estendía. Levantóse en pie don Quijote y puso mano a la espada, y Sancho se agazapó debajo del rucio, poniéndose a los lados el lío de las armas, y la albarda de su jumento, tan temblando de miedo como alborotado don Quijote.
Pero resulta de estos mismos informes que hay un milagro entre los muchos que le cuelgan a la marquesa, en el cual no caben ni el más ni el menos, porque, por su propia índole, tiene que verse y que sonar lo mismo a todas luces y en todas las bocas: el lío de la semejanza de Luz y del amigo de su madre; es decir, la causa de este parecido con todas sus concausas y accidentes. ¿Es verdad lo que sobre todo ello se asegura? ¿Cómo se prueba que lo sea, ni con qué derecho se intenta probarlo? ¿Adónde iríamos a parar si bastara un indicio como ese, que puede ser obra de la casualidad, para que sea meritorio poner en pleito el honor de un matrimonio y de toda una familia?
A media tarde recibió el correo don Alejandro; y en el correo, nueva carta de su sobrino Nacho, fechada la víspera en la ciudad. Debía llevar en ella, por su cuenta, dos días y medio. ¿Le anunciaría ya la salida para Peleches?... ¡Pues en temple estaba el horno para aquella clase de rosquillas! ¡Canástoles, qué lío! Leyó la carta, que era breve, y se le cayó de las manos convulsas.
Valentina se puso encarnada hasta las orejas, y dijo balbuceando: Mamá quiere los patrones... los del otro día... Deben de estar sobre el armario. No están sobre el armario, sino dentro respondió Venturita, sin inmutarse poco ni mucho. Y dirigiéndose a él, y abriendo un tirador, sacó un lío de papeles y se lo entregó. Aguarda un poco, Valentina dijo antes que saliese.
En fin, cuatro días después Silas y Eppie, vestidos con sus ropas del domingo y con un lío envuelto en un pañuelo de tela azul, atravesaban las calles de una gran ciudad manufacturera.
Ya Salomé se había acercado á la cómoda donde Clara guardaba su escaso ajuar, y recogía todo formando un lío. No tengas cuidado, Paz decía entre tanto; yo estoy registrando su ropa, no sea que se lleve alguna cosa. No se lleva nada. ¡Señoras de mi alma! dijo Clara en el colmo de la desesperación.
Palabra del Dia
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