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Actualizado: 1 de junio de 2025


Contemporáneos de Antonio Pérez impuestos en sus más secretos manejos, familiarizados con su conversación y confidencia, enemigos declarados de España y de su Rey, le juzgaron de otro modo. ¿Daremos crédito, con preferencia á las declaraciones de los antiguos, á la crítica más ilustrada de los modernos, ó habrá todavía que dejar la decisión á tribunal de Más Señores? Manos á la obra.

Finalmente, para última prueba de la devoción de estos nuevos cristianos, daré noticia de ciertas precesiones públicas suyas, las cuales, si á algunos parecieren menudencias de que no se debe hacer caso, digo que en otros pudiera parecer así pero no en gente para quien fué necesario un oráculo del Vaticano para creer que eran capaces de la ley de Dios: «Pues los primeros descubridores de las Indias juzgaron falsa y temerariamente que no eran racionales sino brutos, incapaces de razón; y fundados en este error los españoles de la isla de Santo Domingo y las demás, teniéndolos por animales, los cargaban tres y cuatro arrobas acuestas, los sacaban y llevaban muchas leguas y esta opinión se entendió después con harto daño de los naturales, de suerte que en Nueva España, juzgándoles imprudentemente por bestias con forma humana, los trataban como si lo fueran, negando, por el consiguiente, ser capaces de la Bienaventuranza y de los Santos Sacramentos, y llegó á tanto esto, que obligó á D. Fr.

Se oyó tambien el tiro de una escopeta, al tiempo que se exploraban estas cosas, mas no se juzgó fuese señal del enemigo que estuviese vigiando. Tambien se vió en el campo, de esta parte del rio, entro una alta maciega, algo que corria velozmente: se sospechó que fuese espia del enemigo, pero otros mas probablemente la juzgaron avestruz.

Pero otra nueva desventura les esperaba alli. Durante su ausencia los jefes militares de la provincia los juzgaron como traidores; y por haber abandonado el ejército, este era su juicio, se dió un decreto de proscripcion contra ellos, y Ribas y Piar habian merecido los dos primeros cargos militares.

Reconoció el enemigo su venida y como entre infantes y caballos no llegaban á tres mil los nuestros, juzgaron que venia á rendir las armas, y entregarse á la clemencia de Miguel; y esto lo tuvieron por tan cierto que ni querian tomar las armas ni salir de sus cuarteles.

Desde Santo Domingo bajamos hacia el río Tormes, pasando por un barrio en ruinas, en el cual hubo, hasta los tiempos de Enrique IV, un antiquísimo Alcázar Regio, que los monárquicos salmantinos de entonces juzgaron oportuno destruir, con anuencia del mismo Rey, para que no lo ocupasen los rebelados nobles. En aquella parte de la ciudad estuvo también la Judería.

Estando pues el pueblo muy ufano Al gusto, y paladar de su medida, Juzgaron por consejo bueno y sano A Irala obedecer toda su vida. Sobre esto muchos dicen ser tirano: Ser

-Yo, señores -respondió don Quijote-, os lo agradezco, pero no puedo detenerme un punto, porque pensamientos y sucesos tristes me hacen parecer descortés y caminar más que de paso. Y así, dando de las espuelas a Rocinante, pasó adelante, dejándolos admirados de haber visto y notado así su estraña figura como la discreción de su criado, que por tal juzgaron a Sancho.

La yerba de los prados estaba crecida un palmo alta, bastante para encubrir el terreno. Empantanaron todos aquellos campos vecinos, por donde juzgaron que la caballería habia de hacer sus primeros acometimientos.

Como entre ambas cosas cesaron hechas las paces, y fenecida la guerra, juzgaron por cosa imposible reducirse á vivir con moderacion.

Palabra del Dia

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