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Actualizado: 27 de junio de 2025


«Mi buen hermano Francisco: Estoy enfermo de unas calenturas malignas; hace algún tiempo que tomaron muy mal aspecto, pero no he querido decírtelo; hoy tengo ya la certidumbre de que estas calenturas acabarán conmigo en un plazo brevísimo, y por una parte, una solemne promesa que hice á nuestro hermano Jerónimo cuando murió, y mi conciencia por otra, me obligan á traspasar á ti un gran secreto de familia.

Esta noche la tertulia se presenta muy animada. Los amigos de la actriz charlan y ríen más que de costumbre. Don Jerónimo no lo echa de ver; la ha conocido tan niña, que se cree con derecho a prescindir de ciertos miramientos debidos a las damas; suponiendo que se los haya tributado en su vida a alguna, que no lo creemos.

Las cinco; Cristeta no viene y la niñera endereza los pasos hacia la Carrera de San Jerónimo; don Juan no aguanta más y, colocándose junto a ella, le habla de este modo: Cuerpo bonito..., ¿vamos de retirada? Parece que hoy no ha salido la señorita. ¿Y a usted qué se l'importa? No te atufes, mujer; cuando te lo pregunto, por algo será. Es que yo no quién es ustéz. ¿Crees que te voy a comer?

Encima del Escudo hay un Medallón con un busto de San Jerónimo en alto relieve.

-Por el mismo caso -respondió don Quijote-, no pondré los pies en Zaragoza, y así sacaré a la plaza del mundo la mentira dese historiador moderno, y echarán de ver las gentes como yo no soy el don Quijote que él dice. -Hará muy bien -dijo don Jerónimo-; y otras justas hay en Barcelona, donde podrá el señor don Quijote mostrar su valor.

El estandarte que en esa ocasión llevaba su alférez Jerónimo de Aliaga era de la forma que la gente de iglesia llama gonfalón.

»El joven que lleva el nombre de Juan Montiño, no es hijo de nuestro hermano Jerónimo.» ¡Ah! exclamó interrumpiendo su lectura el cocinero mayor ; bien dije yo cuando dije, que había algo encerrado tras la secatura y la brevedad con que mi hermano me anunció el nacimiento de ese hijo que no es su hijo.

¿Y le mandó los padrinos, D. Jerónimo? preguntó el estudiante del doctorado. ¡Silencio, silencio! exclamó un tertulio aquí llega Clotilde. La simpática actriz apareció efectivamente en la puerta, y sus grandes y tristes ojos negros que resaltaban bellamente debajo de la blanca peluca a lo Luis XV, sonrieron con dulzura a sus fieles amigos.

Cosas ha hecho este caballo y en peligros se ha visto que honrarían á cualquiera, y si porque es viejo lo desprecian los demás, yo, que le aprecio porque le apreciaba mi padre... ¿Y quién es vuestro padre? Mi padre era... Bien; pero su nombre... Jerónimo Martínez Montiño, capitán de los ejércitos de su majestad.

Es preciso, pues, que todos los presentes acudamos a defender la posición; es preciso que todo el país nos vea y diga: «Catalina Lefèvre, Jerónimo, Materne con sus dos hijos, Hullin, el doctor Lorquin, allí están y no quieren rendir las armasEste ejemplo reanimaría el espíritu de los hombres de corazón. Además, Piorette resistirá en el bosque, y su fuerza irá aumentando día por día.

Palabra del Dia

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