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Actualizado: 23 de junio de 2025


Las sombras iban invadiendo el interior polvoriento y ahogado de la pequeña habitación en donde se terminaba aquella larga serie de evocaciones de las cuales más de una había sido dolorosa. De las inscripciones de la pared ya no se distinguía casi nada.

Maxi prorrumpió en una risa desentonada. «Otra vez la misma comedia, otra vez... Pero ahora, como entonces, no cuela, Sr. Ballester... ¿Apostamos a que con mi lógica vuelvo a descubrir dónde está? ¡Ay, Dios mío!, ya siento la lógica invadiendo mi cabeza con fuerza admirable, y el talento vuelve... , me vuelve, aquí está, le siento entrar. ¡Bendito sea Dios, bendito sea!».

Las playas de aquel pequeño mar pues no otro nombre debe dársele están salpicadas de bonitos pueblos, los cuales de día en día, ven con creciente temor que las aguas van invadiendo sus territorios, fenómeno fácil de explicar, si se tiene en cuenta la cantidad de agua y arenas que arrastran las treinta y tres vías que alimentan la laguna, con la desproporción de su desagüe, que se opera por una sola, que es la del Pasig.

Pero la familia del boga, que vive de pescado, en el sopor, la inercia y la corrupcion, no podrá regenerarse sino despues de muchos años de un trabajo civilizador, ejercido por la agricultura y el comercio invadiendo todas las selvas y las soledades del bajo Magdalena.

El atún estaba bien agarrado y tiraba del sólido gancho, deteniendo la barca, haciéndola danzar locamente sobre las olas. El agua parecía hervir; subían a la superficie espumas y burbujas en turbio remolino, cual si en la profundidad se desarrollase una lucha de gigantes, y de pronto la barca, como agarrada por oculta mano, se acostó, invadiendo el agua hasta la mitad de la cubierta.

Cuando al fin pudo entrar, vió libros, muchos libros, libros por todas partes, esparcidos en el suelo, alineados sobre tablas, apilados en los rincones, invadiendo sillas desvencijadas, mesas viejas, y una cama que sólo era rehecha de tarde en tarde, cuando el dueño, alarmado por la creciente invasión de polvo y telarañas, reclamaba el auxilio de una amiga de la portera.

Desoyendo sus consejos y sus órdenes, mujeres y chiquillos empezaron á pasar por debajo de la panza de su caballo ó á deslizarse por sus flancos... Y detrás de estos primeros asaltantes, los hombres fueron invadiendo la entrada de la casa, excusándose con un gesto y un leve saludo al pasar ante el ingeniero.

Otra opinión vulgar, que anda hoy muy valida contradice la posibilidad de que nuestro deseo se realice. Creen no pocas personas que la filosofía se va achicando y consumiendo conquistada y desmembrada por las ciencias positivas y exactas, que han ido poco a poco invadiendo sus dominios, anexionándoselos y repartiéndoselos como pan bendito o no bendito.

No estrañará, pues, que á despecho de la oposición de hombres como V., la poesía haya conquistado una alta posicion, y que, en cada dia que se pasa, estienda y afirme mas su imperio sobre la imaginacion y sobre las conciencias, invadiendo audazmente los dominios psicológicos.

Mandando en la lengua, mando en el alma; mandando en la boca, mando en la frente, y este es el gran terreno que hay que invadir, esta es la gran conquista que hay que hacer, este es el gran pueblo que hay que conquistar. Sin saberlo nosotros, sin apercibirnos siquiera, sin soñarlo, los franceses nos están invadiendo; los franceses nos ametrallan, en una guerra en que se lucha sin disparar tiros.

Palabra del Dia

vorsado

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