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Actualizado: 14 de mayo de 2025
Tres veces fuí á Suiza, Miguel... Hasta propuse en París que me diesen los medios de pasar á Alemania, ofreciéndome como espía, pero se rieron de mí... Tenían razón: ¡qué iba á espiar yo! Mi hijo... lo que yo quería era ver á mi hijo. En Suiza encontré dos inválidos que acababan de ser canjeados y procedían del campo en que estaba mi Jorge. Conocían al aviador Bachellery.
Aquellos nobles inválidos trabaron nueva y desesperada lucha, quizás con más coraje que la primera, porque las heridas no restañadas avivan la furia en el alma de los combatientes, y éstos parece que riñen con más ardor, porque tienen menos vida que perder.
Muchas veces lo había convertido imaginariamente en un sanatorio poblado de militares inválidos, con ella al frente como directora y protectora. Pero sus insinuaciones no causaban efecto alguno en el príncipe. «Un egoísta», se decía, volviendo á su antigua opinión.
Toda la gente ociosa y corrillera, rufianes, pordioseros, soldados inválidos, menestrales sin trabajo, señores de la hoja con encerado bigote y calzas de color, y más de un hidalguejo de poca monta, se confundían en aquel reposo común bajo la lumbre meridiana. El caserío recortaba cegadoras blancuras sobre un cielo de zafiro. Los gallos cantaban a lo lejos en los cigarrales.
Al coger la pluma para describir este grande osario de la guerra, experimento cierta emocion de religiosidad, cierta intencion solemne, cierta uncion histórica, si así puede decirse. El actual cuartel de los Inválidos fué obra del gran rey. Así llama Francia á Luis XIV.
Mataderos públicos. Monte-Pio. Hospicios y hospitales. Locos del Sena. Movimiento de la poblacion. Casamientos. Caja de ahorros. Caja de descuentos. Presupuesto de Paris. Consumos. Aduana. Sociedades mercantiles. Ferro-carriles. Correos. Presupuesto general. Comercio. Deuda pública. Estadística de Inglaterra. Palacio Real. Bolsa. Tullerías. Louvre. Luxemburgo. Inválidos. Panteon. Luisa.
»El mismo poderoso señor, que ya había hecho tanto por mi, cuidó de mis adelantos, y en muy poco tiempo llegué á teniente, á capitán después. Una bala me había dejado cojo é inútil, y me vine al pueblo, ya con los inválidos, y seguro de que cuando yo faltase quedaría viudedad á mi buena Genoveva. »Yo no podía olvidar, ni dejar de ser agradecido, á quien tantos beneficios me había hecho.
Sí; yo adoro esa cúpula; yo adoro la pintura que se custodia en un palacio que veo desde aquí. Puesto delante de la Concepcion, yo adoro á Murillo. Puesto delante de la cúpula de los Inválidos, adoro á Mansard, sea ó no sea francés. Si Mansard fuese la Francia entera, yo adoraria toda la Francia.
Durante la revolucion, el cuartel de los Inválidos tomó el nombre de Templo de la Humanidad. Bajo el imperio, se denominó Templo de Marte. Ir de la humanidad á Marte, es como ir de la Vírgen á las Sibilas, ó del Evangelio á la fábula. Aquí el monte Olimpo se puso sobre el monte Calvario, el alfanje sobre la cruz.
Todos los puntos de la tierra van siendo accesibles, hasta para los inválidos y los enfermos; al mismo tiempo, todos los recursos van siendo utilizables y la vida del hombre se prolonga con todas las horas robadas al periodo de esfuerzos, mientras su haber se acrecienta con todos los tesoros arrancados á la tierra.
Palabra del Dia
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