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Actualizado: 18 de mayo de 2025
Nunca se le dio a entender que tenía derecho, por el mismo rigor de la Naturaleza al criarla, a ciertas atenciones de que pueden estar exentos los robustos, los sanos, los que tienen padres y casa propia; pero que corresponden por jurisprudencia cristiana al inválido, al pobre, al huérfano y al desheredado.
De esta manera fue como Juan entró de aprendiz en la fábrica de cristales de Creteil. El señor Aubry lo confió desde luego al guardián del establecimiento, un viejo obrero inválido, cuya mujer, como no tenía hijos, aceptó gozosa la misión de cuidar al chico. Instalado así en familia, en una pequeña casita a orillas del Marne, Juan se aclimató fácilmente a su nueva residencia.
¡Señor, yo no hablo más que de la posibilidad de una equivocación! replicó el inválido riendo. Y si no, que me diga el P. Norberto si hay mucha diferencia en la figura entre una señorita y esas amiguitas suyas. No son amigas mías, D. Martín replicó riendo benévolamente el buen sacerdote; son ovejas descarriadas... Pero usted no les tira piedras para que vuelvan al redil, sino besos...
En él el duque de Osuna, de su propio puño y letra, declaraba ser hijo suyo natural, el conocido por hijo del capitán inválido de infantería española Jerónimo Martínez Montiño, conocido bajo el nombre de Juan Montiño; le reconocía públicamente, le daba su apellido y los derechos que como á tal hijo natural suyo le correspondiesen; firmaban como testigos Jerónimo Martínez Montiño y un Diego Salgado, ayuda de cámara del duque.
Este infeliz inválido, cuyo fondo se había abierto al encallar, amenazaba despedazarse por sus propias convulsiones, y no podía tardar el momento en que, desquiciada la clavazón de algunas de sus cuadernas, quedaríamos a merced de las olas, sin más apoyo que el que nos dieran los desordenados restos del buque.
Como todos los caracteres rebajados, repugna la luz, aprovecha cualquier coyuntura para deslizarse debajo de alguna peña o una mata y ocultarse a las miradas de los hombres y permanecer allí estancado, corrompiéndose en degradante ociosidad. Nadie se fíe de él. Con sus apariencias de viejo inválido y reumático, incapaz de dar un paso, ha engañado a muchos zagales.
Al ver entrar a su amiga, el inválido puso una cara muy risueña. Todos los sentimientos los expresaba ya riendo. La mandó sentar a su lado, y aun quiso seguir en su solaz inocente; pero tuvo que suspenderlo para coger la trompetilla. Fortunata cogió en sus manos uno de los gatitos para acariciarlo.
Cierto que cuando las batallas son muy porfiadas y reñidas puede suceder que el combatiente quede inválido; pero la naturaleza, que es muy sabia, al someter a la mujer a tan rudas pruebas, le ofrece también las más impensadas reparaciones.... Ahora no es ocasión de pensar en eso, sino en que la madre se restablezca y la chiquita se críe.
Resta saber si la señorita Irma consentiría en dar su mano a un inválido con la nariz de plata. Enrique, amigo mío, ¿qué os parece? Agachó Enrique Steimbourg la cabeza, y nada respondió. Fuese a comunicar la noticia a su familia y a recibir órdenes de su hermana. Irma adoptó un gesto heroico al saber la desgracia de su prometido.
Quería a Leonora con el cariño del inválido por el recluta que entra en filas. Todos los días el doctor Moreno iba a un café de la Galería, donde encontraba una tertulia de viejos músicos que habían peleado a las órdenes de Garibaldi, y jóvenes que escribían libretos para la escena y artículos en los periódicos republicanos y socialistas.
Palabra del Dia
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