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Actualizado: 8 de mayo de 2025


El mozo, quien, como todos los de su clase, admiraba el empuje de su fogoso patrón, y realmente se interesaba en su suerte, no pudo menos de preguntar: ¿Ocurre algo, señor? ¡Quítate de ahí! El mozo se apartó tímidamente. Sonó un latigazo y una blasfemia, pateó el caballo y Jacobo caminaba ya a trote tendido.

El encanto que lo había retenido al lado de María Teresa, había volado al soplo de la fortuna adversa, y trataba de sustituir a la dulce fisonomía que lo seducía todavía, la de miss Maud Watkinson, bellísima joven americana a quien acababa de ser presentado en casa de la Condesa Husson. Esa, , se interesaba en cuanto puede inventarse de más excitante, en punto de distracciones de toda especie.

El azar me ha conducido hoy a un salón del castillo, que yo había visto ya en otra ocasión, tapizado de retratos de familia, y he reconocido todas las augustas imágenes de los antepasados de mi madre, con sus escudos, sus condecoraciones y sus armiños; pero he buscado inútilmente lo que me interesaba más en aquella galería genealógica, la imagen del sabio respetable cuyos vastos y útiles trabajos han fundado mi fortuna y han dotado mi nacimiento con la herencia de un nombre querido a la sociedad.

Al cabo has logrado la dicha de sentarte a la misma mesa que D. Pantaleón Sánchez. Como comprenderás, Adolfo, lo que menos me importa a es D. Pantaleón. Lo que me interesaba, y mucho, era hablar con su hija. No puedes figurarte la impresión que he sentido. Ya sabes que estaba enamorado, ¡pero de verdad!

Apolonio contaba con una buena parroquia. Pero no le interesaba tener parroquia. Lo que él quería era tener público, gente que le escuchase, que le celebrase y aun que le rebatiese. Apolonio se relacionaba con personas distinguidísimas. La de Somavia le invitaba alguna vez a su tertulia.

El cafetero miró con singular expresión de cariño el envoltorio, mientras el viejo lo desenvolvió con mucha cachaza, y sacando unas onzas que dentro había, comenzó á contar. Al ruido de las monedas, Robespierre abrió los ojos; y viendo que no era cosa que le interesaba, los volvió á cerrar, quedándose otra vez dormido. El viejo contó diez medias onzas, y se las dió al del café.

Ella, que sólo pensaba en Watson y estaba nerviosa por la presencia del hombre que lo había ahuyentado, hizo un leve gesto revelador de que la noticia no le interesaba. Luego procuró disimular su indiferencia, diciendo: No encuentro extraordinaria la proposición. Si yo fuese hombre, haría lo mismo que él.

Se puso el gabán de pieles, hizo un signo amistoso al criado y acompañado por él salió al patio, se dirigió á su coche y dió orden de conducirle á casa del señor Tragomer. Eran las cuatro. El coche rodaba al trote cadencioso del caballo, y Marenval, arrebujado en un rincón, reflexionaba sobre los datos contradictorios que acababa de oir acerca del personaje que le interesaba.

Esta decepción de mi esperanza me fue sumamente dolorosa. Amparo era para una obligación contraída que ningún sacrificio me costaba, porque yo era muy rico. No me había inspirado amor, sino caridad. La caridad estaba satisfecha, y había desaparecido el encanto. Es cierto que yo sentía hacia ella un afecto profundo; que me interesaba su porvenir... pero su porvenir estaba asegurado.

Lo que no se refiriese directa o indirectamente a sus placeres, le interesaba tan poco que podía esperarse sentado a que diera los pasos necesarios. Y así sucedió, como temía. Pasábanse los días, y nada me comunicaba de sus gestiones. Yo no le hablaba de ello, porque temía impacientarle, y no me convenía por ningún concepto ponerme mal con él.

Palabra del Dia

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