Vietnam or Thailand ? Vote for the TOP Country of the Week !
Actualizado: 26 de julio de 2025
Si alguna tarde no llegaba, la dulce Penépole sufría una decepción. ¿Qué le pasará á don Pedro? preguntaba á sus sobrinas con inquietud. Esta pregunta la hacía algunas veces extensiva al hijo; pero Esteban, sin odiar al visitante, le apreciaba en muy poco.
La familia no debía inspirarle inquietud; lo peligroso era la banda, todos aquellos jóvenes habituados al trato de Nélida, unos como amigos, en espera de algo mejor, otros en continua rivalidad, pero satisfechos de la parte de posesión que consideraban ahora en peligro.
Durante algunos días estos temores pusieron en la vida, siempre melancólica, de aquella mansión, un sello de tristeza y de inquietud profundas. Todas las voces se hicieron quedas y suspirantes alrededor del amo, que, sumido como nunca en sus cavilaciones y añoranzas, cayó en un abatimiento alarmante.
Después, al momento que la vio entrar, corrió la mujer del pintor al encuentro de su amiga preguntándole con grande inquietud: ¿Qué hay?.... ¿qué ocurre? Hay en primer lugar que te traigo las excusas del marqués de Pierrepont, y además la seguridad de que en adelante no nos hará sonrojar la amistad que le profesamos.
Una pregunta parecía vagar por sus labios, atormentándola con cruel inquietud. ¿Tú crees, Isidro dijo al fin , que no tenemos ninguna culpa en la muerte de padre? La misma pregunta elevaba sus interrogantes en el ánimo de Maltrana; pero éste se apresuró a tranquilizar a su compañera. No; ninguna responsabilidad les correspondía a ellos. El Mosco había muerto por temerario.
De todos modos existía entre ambas una corriente de inquietud que las hacía padecer, por diverso modo, los ratos en que estaban juntas. D.ª Carmen cayó al fin en la cama para no levantarse. Clementina pasaba allí todo el día. El terrible momento se acercaba. Al fin una madrugada, entre dos y tres, llamaron con alarma en el hotel de Osorio dos criados del duque. La señora agonizaba.
Para calmar su inquietud se sentó en el balcón, tras la verde persiana, siguiendo con distraídos ojos el paso de los escasos transeúntes que atravesaban la plaza.
Dados sus celos rabiosos por aquel chico que tantos disgustos le habían costado, no podía menos de producirle un efecto desagradable. Entonces le pesó fuertemente de haberlo recibido. Pasó toda la tarde preocupada. A medida que el tiempo transcurría y se acercaba la hora en que Tristán solía regresar a casa su inquietud fue en aumento.
A esa zozobra, que llevaba todos los días al anciano a casa de los Hellinger, se agregaba la inquietud creciente que le inspiraba Roberto quien, desde ese día de espanto, había caído en un abatimiento profundo y desesperante.
Al avisarle el camarero que la signora Talberg estaba en su habitación del piso inferior, Ulises se estremeció de inquietud. ¿Qué diría ella al encontrarle instalado en su hotel?... La hora del almuerzo estaba próxima, y aguardó con impaciencia las señales diarias para bajar al comedor.
Palabra del Dia
Otros Mirando