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Actualizado: 12 de julio de 2025
Pero cuando la bella dama se hallaba ya sentada en su cabalgadura, tuvo el insolente la audacia increíble de pellizcarla una pierna. Elena, arrebatada de cólera, le dio un puntapié en el rostro con tal ímpetu que el pintor vaciló y estuvo a punto de caer. Se llevó la mano a la cara y se le declaró una violenta hemorragia por la nariz.
Velázquez nunca ha tenido celos de ti se apresuró á decir la joven con increíble aturdimiento. Uceda, en la oscuridad, se puso encarnado hasta las orejas. Es decir, no tiene celos de ti, como no los tiene de nadie... Porque él es así... ¿sabes? añadió después de hacerse cargo de su indiscreción. ¡Es natural!... Está muy por encina de todos los demás manifestó el joven con acento sarcástico.
Este hombre es terrible y no retrocederá por nada. Habla de ir á la Numea como de tomar el tren para Marsella. Se planta en los antípodas con una facilidad increíble... Pero ¿y yo, Marenval, retirado de los negocios para gozar de la vida? ¿Estoy loco?" Cristián no le dejó tiempo de concluir.
Y si alguna vez le parece eso increíble, bástale abrir la ventana y la vista de su tumba le muestra la cruel realidad. »Así se pasa las horas mi pobre tío saboreando las emociones que le causa esta penosa revista.
Era increíble la prisa y la destreza con que la cigarrera le azotaba por todo el cuerpo, principalmente por la cara y las manos, que era donde más había de doler.
Caben holgadamente en ambos pisos quinientos ó seiscientos comensales, y no bajan de cuatro mil los que componen la parroquia ordinaria, produciendo un ingreso de 25 á 30.000 reales diarios. El amo de este restaurant increible, lo es tambien del de la calle de Montmartre, mencionado ya, y de otros cuatro establecidos en diferentes puntos de Paris.
Con increíble presteza entró en una botica de la calle de Toledo; recogió medicinas que había encargado muy de mañana; después hizo parada en la carnicería y en la tienda de ultramarinos, llevando su compra en distintos envoltorios de papel, y, por fin, entró en una casa de la calle Imperial, próxima a la rinconada en que está el Almotacén y Fiel Contraste.
Dos o tres grandes señores franceses y extranjeros quisieron revivir las tradiciones de los buenos tiempos, pero con bastante menos dignidad. El alma más altanera se desploma con una rapidez increíble en los placeres malsanos y en las fiestas nauseabundas de los arrabales. Las únicas orgías a las que se resiste algún tiempo son aquellas que cuestan muy caro.
Y pluguiera a Dios que así aviniera y que para mí solo fuese la desgracia. ¡Ay, señor mío! dijo Florela, que muerta estoy de espanto; que tal está mi señora, que aunque ello parezca increíble, a mañana no llega; que bien conocéis vos el corazón que tiene, y cuánto y con cuánto amor de vos se ha llenado, y tal es así, que, al quedarse vacío, con la muerte se llenará. Pero sea lo que vos decís.
Y un sentimiento nuevo, inaudito, increíble, había invadido el corazón de Vérod, un sentimiento que habría debido ocasionarle una pena intolerable, pero que él soportaba con resignación, casi con placer.
Palabra del Dia
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