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Actualizado: 20 de mayo de 2025
Un cuarto de hora después Juan de Andueza, que había dejado su caballo a la puerta del lupanar, salió para sacar cigarros de la bolsa del pellón, y de una manera inconsciente dirigió la mirada hacia el mar.
El primer impulso de Ana había sido inconsciente. Había hablado como quien repite una frase hecha, sin sentido; pero después pensó que aquella respuesta podía servir para desanimar a Mesía dándole a entender que ella no había entrado en aquel pacto de sordomudos. Pero esto mismo era inoportuno. Era demasiado negar, era negar la evidencia.
Se habían acabado, desde hacía largo tiempo, ese fulgor inseguro y seductor que colora los sentimientos nacientes, y ese dulce abandono que permite la embriaguez inconsciente de la juventud; en su lugar estaban la luz brillante y cruda de un conocimiento madurado por los años, la actitud fría y rígida que impone una conducta severa.
Isidro, a pesar de que no estaba inscrito en «el censo del partido», logró su amistad. Era un muchacho simpático, aunque «ciudadano inconsciente». Cuando usted quiera que consumamos un turno le decía , ya sabe dónde tengo las oficinas: Puerta del Sol, de cinco a ocho de la mañana, en la acera de la botica de Borrell... aunque lluevan chuzos, aunque caigan capuchinos de punta.
No hay nada tan desagradable para un tercero, y para un tercero un poco celoso, como la evocación de un pasado en que él no ha tomado parte... y Raúl se quedó muy ofendido... Estábalo también al verse abandonado por otro, y cuando Eva, con su inconsciente crueldad de mujer, le dijo amablemente: «Hoy, señor de Candore, su discípula de usted le devuelve su libertad,» el conde, a pesar de su perfecta corrección, no pudo menos de responder con un dejo de amargura: ¡Plaza a los jóvenes, entonces!... Este caballero asciende por elección.
En un murmullo de charlas alegres, las jóvenes revelaban su alma con la misma gracia o inocencia, que en sus vestidos se revelaban sus cuerpos. Los jóvenes dejaban rebosar de su espíritu y de su corazón, esa adoración inconsciente, tan impulsiva y por lo mismo tan seductora, de la juventud y de la fuerza, hacia la gracia y la belleza.
Esto promete para el porvenir. Entonces, Francisca dijo la Fontane, no es usted de aquellas a quienes retiene en la pendiente del matrimonio un sentimiento de pudor virginal... Absolutamente respondió Francisca con la inconsciente franqueza que brilla en todas sus palabras y que le vale tantas críticas. ¿Existen, pues, casos de ese género?...
Van muy alegres, es verdad... ¿Pero siguen estándolo?... murmuró la de Ribert con inconsciente tristeza. Dios mío exclamé para cortar las meditaciones de la de Ribert, que parecían dolorosas; qué contenta estoy de aprender a conocer a los señores hombres... Nuestra averiguación me va a abrir horizontes enteramente nuevos.
Mi vecina acababa de desaparecer tras las cortinas de la suya; al sentir mis pasos, sacó la cabecita y me largó un good evening, sir! que esta vez no me pareció del todo exento de picardía. ¿Qué mujer no tiene un grano de malicia, a veces inconsciente, esparcido en la sangre? Yo creí que se recostaría simplemente, vestida como estaba.
Yo tengo la seguridad de que cuando Valleumbroso compone sus poesías el acceso creador se manifiesta siempre en él instantáneo, inconsciente y con intermitencias. ¿Verdad, amigo Valleumbroso? ¿verdad que padece usted intermitencias? ¡Oh, muchísimas! No era posible otra cosa. La ciencia sólo consiste en descubrir las leyes eternas de la naturaleza.
Palabra del Dia
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