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El temperamento sombrío, extravagante, fanático de los Gayoso se ha ido exaltando en él poco a poco con el roer incesante del remordimiento; ha trastornado su imaginación, ha enervado su escasa actividad y ennegrecido su existencia. Le molestan los hombres. En todas las miradas piensa ver hostilidad; en las frases más inocentes, alguna aviesa intención que hace hervir su sangre de coraje.

Como bestias menores, más ágiles y juguetonas en su incesante ladrido, los grupos del 75 aparecían interpolados entre los sombríos monstruos. Los dos capitanes habían recibido del general de su cuerpo de ejército la orden de enseñar minuciosamente al senador el funcionamiento de la artillería.

Dos días de lluvia incesante, y de repente, no más agua; había bastado que el santo saliera a la calle.

De vez en cuando escuchaba el chillido de una gaviota o la agitación momentánea de los tamariscos bajo una ráfaga, murmullo semejante al de las fingidas muchedumbres teatrales ocultas tras los bastidores. En el techo de la habitación sonaba a intervalos el cric-cric monótono de una carcoma royendo las vigas con un trabajo incesante, inadvertido durante el día.

Sólo escuchaba su quejido incesante, y el ligero zumbar del viento. ¡Bah! dije llorando ; el hermoso soldado se ha olvidado como los otros de sus promesas; pero éste, al fin, no ha sido infame, porque no ha sido mi amante.

La distribución del trabajo, una encantadora variedad, en medio de una gran regularidad, un orden geométrico que, no obstante, obstenta toda la gracia de una libertad naciente, ¿encontraríase todo esto entre los hombres? »Nuestro incesante trabajo para aligerar el agua de sus sales crea las magníficas corrientes que constituyen la vida, la salud.

Se sentaba en el suelo, cruzaba los brazos sobre las rodillas, hundía la cara entre las manos, y así pasaba algunas horas oyendo el sordo incesante resbalar del mercurio dentro de su cabeza. En aquella situación, el infeliz contaba los ciento sesenta y siete millones de pesetas.

Cómo y lo que la marquesa quiere a esa niña; la escrupulosidad que pone en su incesante cuidado de que no manche sus alitas de ángel ni un átomo del polvo de las impurezas de aquella casa; de que tenga a su madre por la más amorosa y honrada de todas las madres, y de que no sepa cómo se vive en el mundo a que nació destinada, es imposible que puedas imaginártelo.

Bastante aseo en todo lo que estaba a la vista, y mucho ruido adentro, como de metralla de vasar y cánticos en falsete arriba, y abajo el incesante cacarear del averío. Y así por este orden, alojadas todas las familias de igual pelaje, gato, perro, lorito, velador o colgajo más o menos.

La incesante batalla por la vida, que nos ha hecho enemigos del animal de los prados y del pájaro del cielo, excita también nuestros instintos contra los habitantes del arroyo.