United States or Vatican City ? Vote for the TOP Country of the Week !


Fiel Lucía a su programa de no pensar en la boda misma, pensaba en los accesorios nupciales, y contaba gozosa a sus amigas el viaje proyectado, repitiendo los nombres eufónicos de pueblos que tenía por encantadas regiones; París, Lyón, Marsella, donde las niñas imaginaban que el cielo sería de otro color y luciría el sol de distinto modo que en su villa natal.

Los que no alcanzaron á conocerla se la imaginaban como una especie de bruja, apodándola «Cara Pintada» y atribuyéndole toda clase de maldades prodigiosas.

Los señores del ayuntamiento temían al barbero más que a diez periódicos, y cuando en alguno de los discursos que los grandes hombres del partido conservador pronunciaban en Madrid leían algo sobre la «hidra revolucionaria», o «el foco de la anarquía», se imaginaban una barbería como la de Cupido, pero mucho más grande, esparciendo por toda la nación una atmósfera venenosa de burlas crueles y perversas insolencias.

Por lo demás, según imaginaban los otros frailes, Fray Miguel vivía siempre retraído, encerrado en su celda y casi de continuo postrado en cama. Lo que es ahora, bien podemos asegurar también nosotros que Morsamor o Fray Miguel, de vuelta ya de sus excursiones, yacía en cama, en muy mísero estado.

Guiñaba un ojo maliciosamente al hablar de los propósitos de Canterac, y á continuación se mostraba grave para afirmar la cordura de la marquesa, que «no era la mujer que se imaginaban muchos». Se disponía á mostrar al español el famoso «santuario de verdura», cuando le abandonó repentinamente, mascullando excusas, para correr hacia la entrada del parque. Elena acababa de llegar.

Las jóvenes doncellas de su iglesia se volvían cada vez más pálidas en torno suyo, víctimas de una pasión tan llena de sentimiento religioso, que imaginaban ser todo solamente religión, y la ofrecían públicamente al pie de los altares como el más aceptable de los sacrificios. Los miembros ancianos de su feligresía, contemplando la delicada constitución física del Sr.

Cuando Margarita pudo volver al estudio de la rue de la Pompe, Julio, que vivía en perpetuo mal humor, viéndolo todo con sombríos colores, se sintió animado por un optimismo repentino. La guerra no iba á ser tan cruel como se la imaginaban todos al principio. Diez días iban transcurridos, y empezaba á hacerse menos visible el movimiento de tropas.

Su padre aceptaba con gestos de tristeza las noticias de ciertos amigos que se imaginaban halagar su vanidad haciéndole el relato de encuentros caballerescos en los que su primogénito rasgaba siempre la piel del adversario. El pintor entendía más de esgrima que de su arte.

MR. JURIEU, LUTHERO, ZUINGLIO, y otros Hereges se imaginaban mil desórdenes en la Iglesia Católica, y, el juicio asentia á que realmente los habia, estando solo en su imaginacion.

Procedió con lenta gravedad á lo más delicado de su ministerio: cargar las pistolas. Los dos capitanes siguieron con mirada curiosa esta operación desconocida por ellos, á pesar de que se imaginaban haber visto tanto.