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Actualizado: 23 de septiembre de 2025


Asimismo, mi compañero el pastor, que casi me había desagradado, como representante de aquella humanidad, de la cual huía yo, había llegado gradualmente á serme necesario; inspirábame ya confianza y amistad; no me limitaba á darle las gracias por el alimento que me traía y por sus cuidados; estudiaba y procuraba aprender cuanto pudiera enseñarme.

Caminaba en perpetuo éxtasis, dejando escapar exclamaciones de asombro, hablando de las dulzuras de la muerte, del mundo invisible y de las regiones donde el amor es perdurable: nunca se creyó tan superior, tan por encima del nivel común de la humanidad como entonces: compadecía sinceramente a los seres vulgares que en aquellas horas estaban tranquilamente durmiendo y no gozaban como ellos del mágico efecto de la luna sobre la nieve.

Poco tiempo después muere Manú á su lado peleando con un buque cristiano, poniéndose entonces ella al frente de los corsarios, y haciendo expediciones piráticas por las costas del Mediterráneo para satisfacer su odio á la humanidad entera.

De un salto puso recta su pesada y musculosa humanidad, y echó á correr sin aguardar más explicaciones. Su mujer vió cómo corría á campo traviesa hasta un cañar inmediato á las tierras malditas.

La campiña desde Paris hasta la frontera suiza, con mucho esmero cultivada, palmo á palmo. Cerca de los límites de Francia, se asienta la ciudad de Estrasburgo, patria del inmortal Guttemberg, que sin pensarlo emancipó la humanidad. Estrasburgo es una ciudad rica y populosa, con su celebrada catedral y su torre difícil; hay buenos hoteles.

La Humanidad confiesa su culpa, pero espera la llegada del prometido Redentor, que ha de rescatarla del cautiverio del pecado. Encolerízase entonces Lucifer; huella con sus plantas el pecho de la cautiva, y ordena que la lleven á una obscura prisión; pero aquélla le anuncia que en breve uno, más poderoso, acabará con el imperio del infierno.

Nosotros añadió don Celso, atropellando la humanidad de don Zambombo tenemos que hablar despacio, y nos colamos como Pedro por su casa. Conque venga la mejor habitación y el mejor vino, y síganme todos, caballeros.

Esos son los últimos representantes de la humanidad, «cuyo rostro fué creado para contemplar los astros.» ¡Qué enorme intervalo salvado entre la cabeza ideal del Apolo Pitio y la del pobre cretino, de ojos, sin mirada y risa que parece mueca!

La Humanidad es Dios, la Virgen y todos los santos juntos.... Tente, hombre, tente, que te vuelves loco.... Tan sólo saco en limpio que no habiendo buenas obras, todo es, como si dijéramos, basura... ¡Ay Dios, qué pena, qué pena...! Si me pones bueno á mi hijo, yo no qué cosas haría; ¡pero qué cosas tan magníficas y tan...! ¿Pero quién es el sinvergüenza que dice que no tengo apuntada ninguna buena obra?

El número de infelices esclavos berberiscos, mulatos y negros que existían en Sevilla en los siglos XVI y XVII, era bastante considerable y apenas había familia regularmente acomodada que no tuviese á su servicio dos ó más de ellos, hombres, mujeres ó muchachos, entregados al servicio doméstico, ó bien á duros trabajos manuales, con escasa humanidad de sus amos.

Palabra del Dia

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