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Desde la calle no se ven más que los huecos bañados en claridad misteriosa, los cristales de una sola pieza y los visillos de muselina, en cuyos centros campean cifras artísticas de letras entrelazadas. La habitación es suntuosa.

Las calles por donde pasa se cubren con tapices, los más bellos del mundo, porque no me refiero sólo á los de la Corona. Los hay á millares de los particulares, verdaderamente admirables. Quítanse las celosías de los balcones, y se cuelgan de ellos tapices con ricos ornamentos en los huecos y doseles; toldos de lienzo dan sombra á las calles, é interceptan los rayos del sol.

La calle, como dilatada por el calor, introducíase por todos los huecos, haciendo llegar sus hedores y ruidos a los extremos más recónditos de las casas. Las habitaciones que ocupaban los dos jóvenes ardían de la mañana a la noche bajo la llama del sol. Descendía del techo un calor asfixiante, como si sobre él ardiese un horno.

Se detuvo ante los puestos de los ostricarios, examinando las valvas de concha-perla alineadas en los estantes, sobre los cestos de ostras de Fusaro; las enormes caracolas, cadáveres huecos, en cuya garganta mugía, según los vendedores, como un recuerdo, el lejano zumbido del mar.

Las sombras envolvían y borraban los contornos de la casa, amontonándose en lo interior de los arcos y en los huecos de sus molduras de piedra; pero no intentaban siquiera acercarse a la abertura luminosa y feliz de los balcones, que las rechazaba con espanto.

Sus pasos huecos, en la soledad de la capilla, tienen una vaga resonancia, y las palabras un misterio de sombra. ¿Dónde está enterrada? Esta losa la cubre, señor. Es preciso que la levantemos, Don Manuelito. ¡Quiero verla! Nuestras fuerzas no bastan, señor. ¡Piedra, piedra, levántate! Don Juan Manuel se arrodilla ante la sepultura, y entenebrecido, y suspirante, reza en voz baja.

Ordenaron que nos diesen sustancias y pistos. ¡Quién podrá contar, a la primera almendrada y a la primera ave, las luminarias que pusieron las tripas de contento? Todo les hacía novedad. Mandaron los dotores que por nueve días no hablase nadie recio en nuestro aposento, porque como estaban huecos los estómagos sonaba en ellos el eco de cualquiera palabra.

El señor de Castro dice que se acuerda de la reina Semíramis y de los jardines colgantes de Babilonia... Son comparaciones que sólo se le ocurren á él. Lo único que yo puedo decir es lo que ha costado todo esto. ¡La piedra que ha habido que traer! Toda una cantera. ¡Y las barcazas de tierra vegetal para rellenar los huecos, nivelar el suelo y hacer un jardín decente!...

Buscó y rebuscó Isidora en todos los bolsillos, gavetas y huecos, porque recordaba que en otra ocasión parecida había encontrado de repente una moneda de oro olvidada en el fondo de un cajón de la cómoda; mas ninguna moneda de plata ni de oro apareció aquella vez, con lo que se dio por vencida, y resolvió que la cena fuese una modesta colación, más propia de día de ayuno que de noche de Navidad.

Esa música espontánea Que produce la natura, Cual tus cantos, sin cultura, Y ruda como tu voz, Tal vez en noche callada, De blanco cráneo en los huecos, Produce los tristes ecos Que oye el pueblo con pavor.