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Actualizado: 18 de junio de 2025
Y como nada quedaba que hacer allí por entonces para nosotros, salimos de la caverna y aspiré, con ansias de cautivo de mazmorra, el aire libre de las tierras soleadas. Sepultamos la perruca en un hoyo abierto a punta de cuchillo a la sombra de un matojo de la sierra; y, sin movernos de allí, apuramos más de la mitad del contenido de mi frasquete.
Los hechos hablarán. A la mañana del octavo día, el cartero me trajo un sobre, con los bordes dorados... escrito por ella... Al principio me sobrecogió un gran miedo, y los ojos se me llenaron de lágrimas. Me dije: «Ya está, querido amigo, te han mandado el hoyo...» Pero, en seguida, sentí una gran tranquilidad.
La enferma alargó entonces sus manos, tomó la de Florentina y la puso sobre su pecho; tomó después la de Pablo y la puso también sobre su pecho. Después las apretó allí desarrollando un poco de fuerza. Sus ojos hundidos les miraban; pero su mirada era lejana, venía de allá abajo, de algún hoyo profundo y oscuro.
La persona que quisiera saber, siguro, siguro, dónde había dinero escondido, no tenía más que abrir un hoyo en la tierra, y estarse dentro de él cuarenta días, en paños menores, sin otro alimento que harina de cebada sin sal, ni más ocupación que leer un libro santo, de luengas hojas, y meditar, meditar sobre las profundas verdades que aquellas escrituras contenían...
349 Pero como no hay desgracia que no acabe alguna vez, me aconteció que después de sufrir tanto rigor, un amigo, por favor, me compuso con el juez. 350 Le alvertiré que en mi pago ya no va quedando un criollo: se los ha tragao el hoyo, o juido o muerto en la guerra; porque, amigo, en esta tierra nunca se acaba el embrollo.
Peñálvez creyó que lo iba a acribillar a puñaladas, atado al árbol, y se echó a llorar como un niño... Pero el Chucro se limitó a cortarle, sus ligaduras; diole la pala que antes tuviera Pepa y le dijo: Cavá pronto un hoyo pa' enterrar al comisario. Sin hacerse repetir la orden, Peñálvez se puso a cavar con todas sus fuerzas.
Peñálvez tendió el cadáver en el fondo del hoyo y comenzó a arrojarle palada tras palada de tierra... Sorbiéndose las lágrimas que le corrían por dentro de la nariz, pensaba: «¡Lástima de hombre, tan guapo y tan joven!... Pero, «como no hay mal que por bien no venga», tal vez su muerte sea una felicidad para mí... Si el gobierno es justo, puede nombrar para suceder a Rodríguez, al sub-comisario... Entonces yo debiera ser también ascendido.
Se vió en el rincón de su parque convertido en cementerio, junto á la carreta de los cadáveres; tuvo que remover la tierra propia confundido con aquellos prisioneros exasperados por la desgracia, que le trataban como un igual. Volvió los ojos para no ver los cadáveres rígidos y grotescos que asomaban sobre su cabeza, al borde del hoyo, prontos á derramarse en el fondo de éste.
278 Pero en ese punto mesmo sentí que por las costillas un sable me hacía cosquillas y la sangre me heló; dende ese momento yo me salí de mis casillas. 279 Di para atrás unos pasos hasta que pude hacer pie; por delante me lo eché de punta y tajos a un criollo; metió la pata en un hoyo, y yo al hoyo lo mandé.
Cuando las bayonetas se cruzaban, el campo ocupado por nuestra infantería se clareó a trozos; sentimos el crujido de poderosas cureñas, rebotando en el suelo de hoyo en hoyo al arrastre de las mulas, castigadas sin piedad, los cañones de a 12 enfilaron el eje de sus ánimas hacia las líneas enemigas; los botes de metralla penetraron en el bronce; se atacaron con prontitud febril, y un diluvio de puntas de hierro, hendiendo horizontalmente el aire, contuvo la marcha del frente francés.
Palabra del Dia
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