Vietnam or Thailand ? Vote for the TOP Country of the Week !
Actualizado: 2 de junio de 2025
No me digas que no te coja, porque te cojo, aunque me muera y me eches al infierno... Sor Natividad te falta; para que lo sepas; te falta con el Padre Pintado.... En fin, hija, que era un horror. Suprimo las flores que iba entreverando, porque me ardería la boca».
A trechos por el ultramisticismo de apoteosis de sus poemas pasa una desolada sombra de horror: el ala angustiadora y proterva del monstruo del alcohol. Y así nos ha dado las más hondas y raras impresiones que artista alguno dió a la humanidad en todos los tiempos.
Montiño se acercó á uno de los bufetes, tomó un plato de frutas confitadas, y lentamente, pálido, convulso, fué poniendo á cada dulce un lazo, un adorno, una flor, que también las había. Quedaba únicamente por poner el lazo negro y rojo. Montiño le tomó con la extremidad de los dedos, con el mismo horror que si hubiera sido un reptil ponzoñoso.
Aquél se sintió acometido de tal susto, repugnancia y horror que, después de vacilar unos momentos, perdió el sentido y se desplomó sobre el pavimento. Viéndole caer, la joven se levantó con presteza del lecho y acudió solícita a socorrerle.
Es un joven bien parecido y tengo las mejores informaciones respecto a su moralidad y su carácter, fortuna inmensa, familia honorable y muy antigua. ¡Ah, sí, abuelos! como dice Blanca interrumpí con desdén. Tengo horror a los abuelos, tío. ¿Por qué? Gente que no pensaba más que en pelear y romperse la cabeza. ¡Qué idiotez!
Los infelices padres, sobrecogidos de horror á la nueva de tal acontecimiento, huyeron precipitadamente de Irimo, y fueron á Aten á quejarse al juez del espantoso castigo que acababa de sufrir su hija; poniendo así en descubierto la mansion de Pacha.
Doña Ana Ozores tiene horror al vacío, cosa muy lógica, pues en cada ser se cumplen las eternas leyes de Naturaleza, y este vacío que siente crecer en su alma la lleva a un estado espiritual de inmenso peligro, manifestándose en ella una lucha tenebrosa con los obstáculos que le ofrecen los hechos sociales, consumados ya, abrumadores como una ley fatal.
Un horror que no puedo expresaros, Catalina. Oídme y juzgad.
Toda la castidad de doña Cristina, su horror á la carne vil, se revolvió al contacto de aquel papel. No quiso verlo más y lo abandonó en el mismo sitio donde lo había encontrado. Sabía lo necesario: su marido tenía una amante: tal vez por esto pasaba tanto tiempo fuera de Bilbao...
Desde que llegara del servicio, hacía ya cerca de un año, había mostrado tanto apego á los recuerdos de su vida militar, como horror y desprecio á las faenas agrícolas, en que por desgracia había vuelto á caer. Hasta afectaba haberlas olvidado y desconocer el nombre de algunos instrumentos de labranza. Por esto sufría encarnizada persecución de su abuela. ¡Terrible mujer la tía Basilisa!
Palabra del Dia
Otros Mirando