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Actualizado: 5 de julio de 2025
La más horrible desgracia del mundo es sentirse impotente, no ya para demostrar la realidad de un hecho en el que una cree como en Dios, sino para discutir, siquiera, su posibilidad. Estamos hace dos años anonadadas bajo el peso abrumador de la condena.
La luz, al fin, se apaga, y Ferragut se encuentra en inmunda caverna y entre los brazos de horrible y asquerosa vieja, cuya fealdad abominable ve á la luz de la luna, y cuyos secos brazos y cuyas manos, á modo de garras, le retienen sin dejarle escapar.
¡La dama más noble de España! ved lo que decís: cualquiera pudiera creer... ¿Que esa tan noble dama es la reina? ¿No es verdad? dijo con una malicia horrible Cornejo. ¡La reina! ¡Su majestad! exclamó dando un salto de sobre su silla Montiño. La misma, Su majestad la reina de España es la querida de don Rodrigo Calderón.
La catástrofe tuvo lugar a la noche siguiente, pues habiéndose permitido Rubín algunas reticencias desfavorables a la reputación de la Virgen María, saltó Pedernero de su asiento, trémulo y descompuesto, en estado de horrible agitación, y lanzó a su contrario anatema tan furibundo que los amigos tuvieron que sujetarles. «Porque yo soy un lipendi.
Aquella belleza en el fondo y quietud en la superficie envuelve un horrible peligro, pues desgraciado el ser que fascinado en aquellas calcinadas y movedizas arenas cayese al lago; su muerte sería inevitable.
¡Doña Clara os espera! dijo Quevedo. Don Juan siguió á su amigo, y entrambos salieron de la casa. El padre Aliaga se quedó orando al lado del cadáver de Dorotea. El cocinero de su majestad supo al día siguiente, al ir á oír misa á Santo Domingo el Real, una noticia horrible.
La suerte me deparó a un fiel amigo que cubrió con su ternura aquel abismo de luto y de lamentos; acaso sin él me hubiese precipitado en aquella horrible negrura. Durante toda la noche, permanecí anonadado, no pude conciliar el sueño y me acosté vestido.
Un libro afirmaba que a los niños no se les debe poner más que vestidos holgados; otro decía que esto es expuestísimo a las desviaciones de la columna vertebral. Un sabio aconsejaba que desde los primeros meses se les calzara con zapatos de suela; otro tronaba contra esta horrible costumbre y vaticinaba resultados tristísimos si se les aprisionaba los pies.
Será para mí, como Beatriz para Dante, figura y representación de mi patria, del saber y de la belleza. Esto me hace caer en una horrible imaginación, en un monstruoso pensamiento.
Después, la escena había sido horrible entre él y su amante. ¡Ay, la mala hembra! ¡Qué franqueza tan cruel la suya! ¡Qué deseo de acabar de una vez, de plantearle descarnadamente lo anormal y repugnante de la situación!
Palabra del Dia
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