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Actualizado: 13 de junio de 2025
Debajo de la capa protectora de las nieves, la temperatura del suelo no ha bajado tanto como en la superficie exterior, barrida por los vientos fríos, y durante los largos meses de invierno, depósitos diminutos de aguas, que semejan gotitas en un vaso diamantino, existen bajo los hielos.
Sordo fragor en sus entrañas ruge Al despeñarse el agua del torrente, Cual si arrastrase en rápida corriente De un mundo el esqueleto colosal. Y allá en su cima los eternos hielos Brillan como el almete de un guerrero, Cuando cubierto de fulmineo acero Se vé atrevido su creston ondear.
Parry llegó á descubrir algo, avanzando atrevidamente en un trineo-barca, que unas veces flotaba y otras recorría los hielos. Pero éstos invariables en su camino del Sur, le llevaban siempre hacia atrás, de suerte que tampoco logró franquear el paso.
Forman telas de mimbre, De finísima, urdimbre, Sobre cálido erial o entre los hielos... Sólidas, al amparo de los cielos, Y a la vista del sol y las estrellas, Bajo el fluído vital de las centellas.
Semejantes en calor, color y dirección, describiendo precisamente una misma curva, no tienen, sin embargo, el mismo destino. El Americano comienza por penetrar en un mar bravío abierto al Norte, el Atlántico, que suelta y manda contra él el flotante ejército de hielos polares, donde gasta su calor.
Amaba á la montaña por si misma, gustaba de su cabeza tranquila y soberbia, iluminada por el sol cuando ya estábamos entre sombras; gustaba de sus fuertes hombros cargados de hielos de azulados reflejos; de sus laderas, en que los pastos alternan con las selvas y los derrumbaderos; de sus poderosas raíces, extendidas á lo lejos como la de un inmenso árbol, y separadas por valles con sus riachuelos, sus cascadas, sus lagos y sus praderas; gustaba de toda la montaña, hasta del musga amarillo ó verde que crece en la roca, hasta de la piedra que brilla en medio del césped.
En efecto, no hay posibilidad de seguir un meridiano en toda su longitud; por causa de las nieves y de los hielos no cabe penetrar en las regiones polares; además, la mayor parte de los meridianos atraviesan los mares en parte de su extensión, ó países montañosos de difícil acceso.
Los más libres entre los seres, en otro tiempo alegría del mar, las tiernas focas y las inofensivas ballenas, pacífico orgullo del Océano, huyeron á los mares polares, al temible mundo de los hielos. Empero no todos pueden sobrellevar tan ruda existencia, y no transcurrirán muchos años sin que desaparezcan por completo.
El Gaurisankar, cuyo vértice perfora el cielo, y el Chamalari, menos alto pero más colosal, en apariencia, por su aislamiento, son doblemente adorados, como la Gran Diosa unida al Gran Dios. Aquellos hielos son el lecho de cristal y de diamante; aquellas nubes de oro y púrpura son el velo sagrado que los rodea.
De todas las empresas marítimas, aquella en que más ha perseverado, es el descubrimiento de un paso al norte de la América para irse en derechura de Europa á Asia. Las más vulgares leyes del buen sentido hubieran debido indicar anticipadamente que á existir dicho paso, en tan fría latitud, en una zona cubierta de hielos, de nada serviría, puesto que ningún ser humano querría aventurarse en él.
Palabra del Dia
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