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Actualizado: 20 de mayo de 2025
Hicimos mas de 400 grandes y redondos broqueles, de los cueros de las ovejas de Indias, que llaman huanaco: es tan grande este animal como un mulo mediano, color azul, y no pati-tendido; en lo demas semejante al asno, y es buena comida. Tiene la piel de medio dedo de grueso, y hay muchos en esta provincia.
¿Qué será esto? pregunté yo. Parece pólvora. Lo es contestó Garmendia . El que le ha mandado a usted esto no es un amigo. Probablemente si llega usted a intentar abrir la caja, lo hubiera usted pasado muy mal. Hicimos otro boquete en el metal y sumergimos la caja en agua para que la pólvora se humedeciese, y a los dos días, cuando ya se notaba que toda la pólvora estaba mojada, abrimos la caja.
Tuvimos en España el absolutismo, y absolutismo tuvísteis, los frailes cubrieron nuestro suelo con sus conventos y conventos ocupan la tercera parte de Manila; en España rige el garrote, y el garrote aquí es la última pena; somos católicos y os hicimos católicos; fuimos escolásticos y el escolasticismo brilla en vuestras aulas, en fin, señores, lloramos cuando llorais, sufrimos cuando sufrís, tenemos los mismos altares, el mismo tribunal, los mismos castigos, y justo será que os demos tambien nuestros mismos derechos y nuestras mismas alegrías.
No quería mirar a tierra, para no ver la distancia que nos separaba. Además, nos encontrábamos enfrente de la gruta del Izarra, de que tanto hablaba Yurrumendi, y nos daba cierto temor. Al cambiar de sitio no sé qué hicimos; el tapón de la abertura debió moverse, y empezó a inundarse de nuevo el bote. Recalde se agachó e intentó cerrar la vía de agua, pero no lo consiguió. Yo dejé de remar.
Añadiremos, sin embargo, porque así se deduce de diversas alusiones de estas obras, que aquel monstruo marino, que se llevaba en la procesión, figuraba al Leviatán ó símbolo del pecado, siendo este supuesto más verosímil y aceptable que la explicación dada por el viajero, de que hicimos mérito.
Entonces vi resplandecer en sus ojos como un rayo de sol. ¡Te estoy tan agradecido, Olga! dijo. ¿Por qué no había de continuar teniendo confianza en ti? Mira, desde el día en que hicimos juntos en el bosque ese paseo a caballo, ¿te acuerdas? Y al mismo tiempo te respetaba, te veneraba como a mi ángel tutelar. Y de hecho, lo has sido, lo serás todavía en el porvenir, ¿no es verdad?
El Vizconde y yo nos hicimos en seguida muy amigos suyos, y los tres íbamos juntos a todas partes. Claro está que una de las primeras a donde le llevamos fue a la tertulia de la Sra. de Figueredo, la cual le recibió con extremada afabilidad, y dejó conocer desde luego que el inglesito no le había parecido saco de paja.
Todos huyeron al vernos, con sus mugeres y sus hijos; y Mendoza mandó volviésemos á embarcarnos para pasar á la otra parte del rio, que no tenia por allí mas anchura que ocho leguas. De la ciudad de Buenos Aires y de los indios Querandíes. En este sitio hicimos una ciudad, á la que llamamos Buenos Aires, por lo saludables que eran los que allí corrian.
A las cuatro de la tarde emprendimos la salida: á las seis paramos en la chacára de D. Juan Piego Flores, hicimos el camino de dos leguas. El dia 20 llegamos á la Villa de Lujan, habiendo caminado 12 leguas: observamos este puesto, y se halla en la latitud S de 34 grados 28 minutos. Dia 23.
No quiero pecar de prolijo ni ser tildado de jactancioso, y por eso no cuento aquí por menudo las cosas extraordinarias que en España hicimos. Te diré, no obstante, que fue mi cercano pariente aquel gran rabino de Toledo que redactó la exposición, y fue el primero en firmarla, dirigiéndose a Caifás y tratando de convencerle, para que no condenase al santísimo Hijo de María.
Palabra del Dia
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