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Actualizado: 20 de mayo de 2025
En este dia pasamos dos veces el Rio Grande, y llegamos á la una y media de la tarde, á la junta de los rios, que dista 4 leguas; y caminando despues de comer, llegamos á puestas de sol á las Cuevas, que distan otras 4 leguas, donde hicimos noche, por ser parage de muchos pastos, bellas aguas y buena leña. Dia 20.
Cerca de esta plaza y en lo mas elevado de la colina del llano de San Cristóbal, del que ya hicimos mérito en otro lugar, está el Cementerio nuevo, muy regular y de una capacidad bastante.
Al toque de oración de San Jacinto se cierran todas las puertas y ventanas, y se apagan las luces, entonándose por los que se encuentran dentro de las casas el Ángelus; concluído este, cada cual vuelve á su conversación, su ocupación ó su paseo. Nosotros hicimos una frugal cena, y después de interrogar sobre la localidad al Gobernadorcillo, buscamos el reposo en las mallas de una hamaca de abacá.
A las cuatro y cuarto hicimos lo mismo hasta las seis y media, que hicimos alto en una lagunita, de la cual corre un arroyo chico para el E. Es el primero que hallamos de las sierras: la marcha fué de 8 leguas por el S. En la caminata de la tarde se vieron las Sierras del Volcan. La primera se llama la Tahona: demora al S cuarta SE. Dista de 18 á 20 leguas; corren segun la vista ENE y OSO.
De esta manera, con gran fatiga, llegamos á un río, donde recobrados con algunos peces que pescamos, hicimos alto en donde poco antes había estado una tropa de infieles. Estaba ya tan acabado de fuerzas el P. Joseph, que era muy poco lo que podía caminar, y entre tanto se pasaron muchos días sin llegar á la boca sino alguna poca de fruta silvestre.
Emprendimos, pues, la retiraaa; y ya, desde aquel momento hasta la mañana siguiente, que llegamos á esta Villa y Corte, no hicimos más que recapitular nuestras impresiones de Salamanca..... He aquí un sucinto resumen de las mías.
Un día reñimos por un pollo y nos dimos de bofetadas tú y yo. Otro día nos hicimos sangre a fuerza de darnos porrazos y quedamos como dos Ecce-homos.... Después....
Púseme de un cabo y él del otro, e hicimos la negra cama; en la cual no había mucho que hacer, porque ella tenía sobre unos bancos un cañizo, sobre el cual estaba tendida la ropa encima de un negro colchón que, por no estar muy continuado a lavarse, no parescía colchón, aunque servía del, con harta menos lana que era menester.
D. Nemesio miraba con ojos enternecidos aquellas prendas. Se ha quedado el pobre señor con gorra y zapatillas, sin abrigo alguno, sin maleta... Se me ocurre una cosa. En la primera estación dejamos estos efectos al jefe y le telegrafiamos, ¿no le parece a usted? Encontré razonable la proposición, y como lo pensamos lo hicimos tan pronto como el tren se detuvo un instante.
Con algún trabajo hicimos que al fin las aceptase. Levantando entonces la cabeza que tenía doblada sobre el pecho, nos preguntó. ¿A quién debo dar las gracias?... Nuestros nombres no importan nada: somos dos amigos de la literatura: quede V. con Dios. Y nos alejamos apresuradamente mientras él repetía esforzando la voz. Gracias, caballeros... yo quisiera saber... A los pocos pasos volví la cara.
Palabra del Dia
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