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Actualizado: 22 de junio de 2025


Porque ha venido a casa de tertulia, y porque me ha regalado el traje, y porque las malas lenguas murmuran, piensa él remediar el mal casándose conmigo. Pues entonces la misma razón hay para que contigo se case, porque también de él y de ti dijeron, o para que me case yo con el hijo del herrador, ya que más y peor han hablado de mis relaciones con él que de mi relaciones con don Paco.

Y juzgando don Andrés que la verdad era el mejor disimulo en este caso, contó a Serafina, para que se lo refiriese a su ama, que don Paco, después de haber vagado por extravagancia y capricho, descubrió el secuestro del tendero murciano, y que para libertarle, y aun para defender la propia vida, tuvo que apalear al hijo del herrador, sin conocerle hasta después, porque llevaba carátula.

Así predispuesto y valiéndose de los datos que ya tenía, trazó don Andrés en su mente el carácter de Juanita y compuso a su manera la historia de la muchacha. Para explicarse el empeño que ella formaba en salvar al hijo del herrador, dio por cierto que había sido muy prematuramente su amiga.

Extraño me parece que una persona de la posición, de la gravedad y de los conocimientos de usted se deleite rebajándose y dando conversación, durante horas enteras, a dos mujeres tan ordinarias y tan poco edificantes como las Juanas; pero más extraño es todavía que no sea la conversación de usted y su tertulia con ellas solas, sino que haya usted tenido casi siempre por contertulio a Antoñuelo, el hijo del herrador, el más pillete y el más zafio de todos los mozos de este lugar. ¡Singular tertulia! ¡Buen par de parejas estaban ustedes!

El herrador tenía un aire amenazador, y el calor apacible que el carnicero ponía en la conversación, se animó un poco. Yo no soy hombre que contradiga a nadie, estoy por la paz y la tranquilidad. Hay personas que prefieren cortar las costillas largas. Por mi parte, soy de los que las cortan cortas; pero yo no me disputo con esas personas.

¡Mal rayo que te parta! vociferó el marqués echando fuego por los ojos . ¡Ahora me dices eso! ¿Pues no es cuenta tuya cuidar de que esté herrada? ¿O he de llevarla yo al herrador todos los días? Como no sabía que el señorito quisiese salir hoy.... Señor intervino Julián , yo iré a pie. Al fin tenía determinado dar ese paseo. Lleve usted la burra.

¿Qué decís de esto, eh, Dowlas? dijo el tabernero, volviéndose hacia el herrador que ardía de impaciencia por tomar la palabra . Ahí tenéis un buen problema para vos. El señor Dowlas era el espíritu escéptico de la reunión, y estaba orgulloso de ese título. ¿Lo que digo?

Entonces no tenéis para qué decirme a a quién la habéis comprado dijo el herrador mirando a su rededor con cierto aire de triunfo , conozco a las personas que tienen vacas coloradas de Durham en las inmediaciones. ¿Apostaría dos peniques que tenía una estrella blanca en la frente?

Don Paco, procurando y logrando no llamar la atención, dejó a Antoñuelo a la puerta del herrador, su padre. Libre ya don Ramón del poco agradable socio de montura, se despidió de don Paco con nuevas y fervorosas manifestaciones de gratitud y se largó a su casa. Don Paco se fue a reposar a la suya.

¿Y el arcabucero Jinez, y el soldado Pinto, y el herrador Ortuño, todos han ido su paso, eh? , , hermano.

Palabra del Dia

rigoleto

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