Vietnam or Thailand ? Vote for the TOP Country of the Week !

Actualizado: 21 de junio de 2025


Agotados los recuerdos de la relatora, la señorita Margarita la abrazó, y despertando á Mervyn, que dormía á sus pies, anunció que se volvía al castillo. No tuve escrúpulo alguno en partir al mismo tiempo que ella, convencido de que no podía causarle molestia. Porque en efecto, aparte de la extrema insignificancia de mi persona y de mi compañía, á los ojos de la rica heredera, el tête-

A , personalmente, me produce la impresión de un canario hidrófobo; algo, en fin, absurdo y horrible. El novio, lleno de entusiasmo, refería al maestro las cualidades de su futura. «Es hermosa como el lucero de la mañana» decía el joven. El filósofo escribía: «cero». «Es rica, como la heredera de Creso» añadía el doncel.

El tío Merlín, que así llamaban al viejo de las sucias greñas, era la notabilidad del pueblo, donde se le había dado el nombre que llevaba por la reputación de listo que le acompañaba desde sus contemporáneos, que, al emigrar de este mundo, se le recomendaron á la generación heredera como un dije inestimable, como una providencia.

El lindo Don Diego es una de las mejores comedias de figurón, especie dramática, que en la segunda mitad del siglo XVII comenzó á ser muy popular. Don Diego, personaje al cual se debe que esta comedia pertenezca á la clase indicada, es un señor joven y elegante, que viene de provincias á Madrid para casarse con una rica heredera.

En vano algunos personajes de la corte le hablaron de que el zar no autorizaría esta unión. ¡Una gran heredera casándose con un soldado extranjero desterrado de su país!... Pero la princesa, por el mismo conducto, hizo saber su voluntad al soberano. O me caso con él, ó debuto como bailarina en un teatro de París. Se habló de la próxima expulsión de Saldaña.

Su impaciencia se revelaba hasta el punto de que los pasajeros de primera la designaban con el nombre de la heredera, y en voz baja se decía que iba a Corfú a incautarse de una herencia cuantiosa. Hizo bastante mala mar durante dos días, y todo el pasaje se mareó a excepción de la heredera de Germana, que no tenía tiempo para notar los vaivenes del barco.

El duque, inquieto, la observaba con atención por debajo de sus párpados medio caídos, mordiendo con impaciencia el cigarro. No puede ser dijo al cabo gravemente la señora. ¿Que no puede ser? ¿Y por qué? replicó con viveza incorporándose un poco en la butaca. Porque yo pienso en dejar por heredera de lo que tenga, poco o mucho, a tu hija. Así se lo he prometido ya.

A principios de este siglo, pasó a ser propiedad del Infante don Luis, que lo compró acaso para su palacio de Boadilla; heredolo su hija doña María Luisa de Borbón, esposa de Godoy, y en 1808 se lo llevaron los franceses. En 1814 fue devuelto a la Condesa de Chinchón, hija y heredera del Príncipe de la Paz, la cual doce años después quiso venderlo en París con otros cuadros.

Para él se necesita una rica heredera, que alas a su ambición, y no una señorita pobre que le encadene y le sirva de rémora y estorbo. Créeme, Manuela; ya te lo he dicho mil veces: yo no me casaré nunca... ni quiero casarme. No hablemos de esas tonterías, ni en broma.

El capellán había recibido una carta de su madre que encerraba quizás la clave de los disgustos de Nucha. Parece que la señorita Rita había engatusado de tal manera a la tía vieja de Orense, que ésta la dejaba por heredera universal, desheredando a su ahijada.

Palabra del Dia

metropolitanos

Otros Mirando