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Actualizado: 20 de noviembre de 2025


Se le ve en la cara el odio que guarda á su verdugo, y á la verdad, me placen los hombres que saben preparar una venganza justa y mostrar un poco de hiel cuando llega la ocasión. ¿No sería más humano y más noble mostrar un poco de amor al prójimo? preguntó Roger. Sermoncico tenemos, dijo Simón.

Aquí dejamos los navios con bastante guarda, y entramos por su provincia, caminando cuatro dias hasta que llegamos á su pueblo, que tocaba á 300 Cários valientes.

Por todo lo cual, el nombre del majo sonaba en la casa del guarda como el de un amigo y á la vez como un protector. Soledad olvidó á Manolo en cuanto Velázquez depuso con ella la actitud paternal y principió á requebrarla de amores.

Para su gloria mundial, jamás dinero tan bien gastado como los cinco pesos que cuesta oír una conferencia. El conferencista, al llegar a u país, olvida con la distancia los arañazos de los remotos «doctores» y sólo ve el cheque que guarda en la cartera.

Nada de aviso; nada de signo; nada de pompa fúnebre; todo vida, paz y deleite. ¿Dónde estaba el ángel de la Guarda? ¿Había dejado a D. Luis como cosa perdida, o calculando que no corría peligro alguno, no se cuidaba de apartarle de su propósito? ¿Quién sabe? Tal vez de aquel peligro resultaría un triunfo.

Hallamos pocos transeuntes en nuestro tortuoso camino, y cuando llegamos a las murallas se oía todavía el tañido de las campanas que daban la bienvenida al Rey. Eran las seis y media y no había obscurecido aún. Mano al revólver me dijo Sarto al acercarnos a una puerta. Si el guarda se da por entendido hay que cerrarle la boca para siempre. Empuñé mi arma.

¿Qué delitos puede tener -dijo don Quijote-, si no han merecido más pena que echalle a las galeras? -Va por diez años -replicó la guarda-, que es como muerte cevil. No se quiera saber más, sino que este buen hombre es el famoso Ginés de Pasamonte, que por otro nombre llaman Ginesillo de Parapilla.

Ayuntamiento, á saber: D. Juan José de Lezica y D. Martin Gregorio Yanis, Alcalde ordinario de primero y segundo voto; y Regidores, D. Manuel Mancilla, Alguacil mayor, D. Manuel José de Ocampo, D. Juan de Llano, D. Jaime Nadal y Guarda, D. Andres Dominguez, el Dr. D. Tomas Manuel de Anchorena y D. Santiago Gutierrez, con asistencia del caballero Síndico Procurador general, Dr.

He de advertirle que no soy tan extraño al país como usted parece creer... He vivido aquí mucho antes de que viniese usted al mundo... ¿Qué edad tiene usted? Voy a cumplir veinticinco años. Pues yo tenía apenas veinticuatro cuando era guarda general en Val-Clavin... No hay un rincón en todos estos bosques que yo no haya visitado y cuya naturaleza desconozca.

Esa alegría repentina de Herminia es muy singular ... Tenía esta tarde una cara tan regocijada ... ¿No habrá recibido alguna advertencia ... alguna noticia?... Nada he observado, querida prima, que pueda justificar tus temores ... ¿Quieres que haga venir al guarda? Te lo agradeceré. Tengo inquietudes ... Me parece presentir la presencia de Roussel en estos alrededores.

Palabra del Dia

aquietaron

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