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Actualizado: 20 de noviembre de 2025
Nadie debe verla ni encontrarla, por lo menos hasta media legua de distancia de Orsdael. La llevarás, pues, por caminos apartados y por el bosque. Muy bien dijo el guarda, subiendo una pequeña escalera para ir a vestirse. Pero decidme, Marta murmuró la campesina después de un momento de silencio . ¿Quién os abrió la puerta del castillo? Nadie, Catalina; bajé por la ventana de mi cuarto.
Callando estuvo por un buen espacio, mirando al suelo sin mover pestaña, y al cabo dijo: »-Tú lo has hecho, Lotario, como yo esperaba de tu amistad; en todo he de seguir tu consejo: haz lo que quisieres y guarda aquel secreto que ves que conviene en caso tan no pensado.
14 Entonces fue Hilcías el sacerdote, y Ahicam y Acbor y Safán y Asaías, a Hulda profetisa, mujer de Salum hijo de Ticva hijo de Harhas, guarda de las vestiduras, la cual moraba en Jerusalén en la casa de la doctrina, y hablaron con ella. 15 Y ella les dijo: Así dice el SE
Ahí está precisamente el pecado. A causa de su mérito se persigue a los hombres, como al almizclero por la bolsa donde guarda el almizcle. Este símil zoológico causó tan profunda sensación en Sánchez que, con la viva imaginación que le caracterizaba, desde aquel día, cuando tropezaba con un hombre de mérito, no podía representárselo sin una bolsita llena de sustancia aromática debajo del ombligo.
Sólo la de Dios es dina; Mas quien no guarda la humana, No obedece la divina. ¿Vos quien, como llegué á vello, Partís mi cetro entre dos, Pues nunca mi firma ó sello Se obedece, sin que vos Deis licencia para ello? ¿Vos, quien vive tan en sí Que su gusto es ley, y al vellas, No hay honor seguro aquí En casadas ni en doncellas? Esto ¡lo aprendéis de mí!
La emoción con que un sacerdote místico abre el sagrario donde se guarda el Sacramento no es comparable al gozo inefable y al respeto con que D.ª Robustiana abría las puertas de aquellos grandes, vetustos armatostes de nogal, donde se guardaba la ropa blanca de la noble casa de Ramírez del Valle.
Se ha sostenido con frecuencia que el actor vive para lo presente, y sólo en él influye, y que no ha de esperar premio alguno de la posteridad: hasta sus grandes triunfos desaparecen, como si nunca existieran, para los que nacen después, y que su sepulcro, así como encierra su cuerpo, así también guarda avaro el recuerdo de las horas de placer y de entusiasmo que hizo gustar á sus admirados auditores.
Todo este universo tan rico y tan vario, todos los seres grandes y pequeños, los astros como los insectos, tienen suspendida su existencia de un hilo muy delgado, el hilo de la conciencia. El mundo guarda mucha semejanza con un sueño, una quimera... Y de ese Dios creador de las cosas, padre de los hombres, ¿qué sabemos? Jamás sabremos nada.
Yo me hallo tan mal sin vos, y tan imposibilitada de no poder sufrir esta ausencia, que si presto no venís, me habré de ir a entretener en casa de mis padres, aunque deje sin guarda la vuestra; porque la que me dejastes, si es que quedó con tal título, creo que mira más por su gusto que por lo que a vos os toca; y, pues sois discreto, no tengo más que deciros, ni aun es bien que más os diga.
8 y carta para Asaf, guarda de la huerta del rey, [a fin] que me dé madera para enmaderar los portales del palacio de la Casa, y [para] el muro de la ciudad, y la casa donde entraré. Y me lo otorgó el rey, según la benéfica mano del SE
Palabra del Dia
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