Vietnam or Thailand ? Vote for the TOP Country of the Week !

Actualizado: 8 de mayo de 2025


Pueden ustedes hacerlo ahora mismo, porque yo me voy dijo el presbítero levantándose. Pero Godofredo le tiró de la sotana y le obligó a sentarse de nuevo. De ninguna manera, padre. ¡No faltaba más! Todo lo que Mario ha de decirme puede usted escucharlo muy bien. ¿Verdad, querido? añadió dirigiéndose a su amigo con amable sonrisa. Mario quedó confuso.

Pues este presbítero, tan servicial como voluntarioso, fue el encargado de conducir las negociaciones para el matrimonio. Godofredo le confió sus poderes o se los tomó él; no es fácil averiguarlo. De todos modos, cierta mañana llegó a casa del ingenioso Sánchez y tuvo una larga y secreta conferencia con los señores.

Tenía allí la prendera un sobrino empleado, quien por favor especial hizo llamar a Godofredo a la sala de declaraciones.

Su cortesía se satisfizo con incorporarse levemente y enviar al advenedizo, a guisa de saludo, una mueca que quería parecer sonrisa. Mario se sintió cohibido. Aquel cura no le era simpático. Godofredo, repuesto de la sorpresa, se mostró amabilísimo con su amigo, le colmó de atenciones, hablando sin cesar.

Los que llegaban bajando los escalones de cuatro en cuatro eran un escudero francés y el caballero bohemio, con una herida en la frente el último. Habla, Godofredo, dijo Duguesclín al escudero. ¿Conoces alguna salida libre? La única es el subterráneo secreto que da al campo y por él han entrado esos bandidos con el auxilio de algún traidor dentro de la fortaleza.

La señá Rafaela se apresuró a despedirse de su protegido e hizo ademán de irse hacia su casa; pero en cuanto vio a Godofredo lejos, dio la vuelta hacia el café del Siglo, porque la picaba mucho la curiosidad. Romadonga entró efectivamente en el café del Siglo en tal estado de alteración que sorprendió a sus amigos.

En cuanto salió de la cárcel se fue la prendera derecha a casa de D. Jeremías. El iracundo presbítero no quiso oírla, ni aun prometiéndole salir por fiadora de las cantidades que Godofredo adeudaba a él y a sus amigos. Juraba y perjuraba que había de llevarle a presidio y prometía ir a verle salir en la cuerda de presos con el mismo placer que si fuese a la misa del Papa.

Pero las dotes de Godofredo eran interiores y por lo mismo más sólidas. No sólo poseía alma pura y virginal y un cuerpo inmaculado, sino que su inteligencia, acalorada por el entusiasmo místico, producía hermosas obras, frescas y brillantes como las rosas de Mayo.

D.ª Rafaela introdujo su mano derecha por las rejas mientras llevaba la izquierda a la faltriquera, preguntando: ¿Cuánto necesita usted, querido? Ahora bien, estos dos actos realizados simultáneamente ¿indicaban que Godofredo después de la mano pedía siempre algún metálico? Si hay algún malicioso que lo conjeture, allá se las haya con su conciencia.

Godofredo le contó una historia larguísima de un cuñado comerciante que había dado quiebra a causa de cierta fianza. Quedó en la miseria y con nueve hijos. Su hermana, no teniendo pan que darles, le escribía a menudo pidiéndole dinero.

Palabra del Dia

pedregosos

Otros Mirando