Vietnam or Thailand ? Vote for the TOP Country of the Week !
Actualizado: 4 de junio de 2025
Doña Emerenciana, una viuda vejancona que, a falta de galanes más lucidos, se pasaba la vida persiguiendo a Fidel, el mozo de comedor, veíase que se despepitaba con la proximidad del canónigo, y fué la primera en dirigirle la palabra: ¿Verdad que en este Madrid hace demasiado calor, y eso que estamos todavía en abril? Usted vendrá de sitio más fresco, don... ¿cómo se llama usted?
La Alameda fué durante el siglo XVII, el lugar más concurrido de Sevilla por los paseantes y sitio predilecto de damas y galanes que allí acudían á entregarse á sus amorosas expansiones, y con razón ha dicho un escritor ilustre que era aquel «el terreno de la belleza y el lujo, y el teatro del trato ameno y conciertos amorosos».
El canto vuestro es, pues que contiene De damas y galanes la caida: Por tanto el ofrecerosle conviene, Porque de vuestro ser el tome vida. Haced con vuestra fuerza que no pene Aquel que le leyere, pues rendida De este siglo teneis la mayor parte, Con vuestra gran belleza, industria y arte.
Otras muchas zagalas, unas con sus galanes, otras sin ellos, se habían bajado también de la romería cansadas de bailar, y andaban por allí diseminadas á la sombra de los árboles. Entre ellas se hallaba Flora, la linda y desdeñosa morenita huéspeda de D.ª Robustiana.
Al cabo, las damas fueron sentándose en sus respectivos sitios, y los galanes se replegaron de nuevo hacia las puertas, limpiándose el sudor con el pañuelo.
Copio, pues, su principio, con su misma ortografía, porque no deja de ser curioso: «Despues desto passe por la puerta de una casa, á donde bide entrar mucha gente así hombres como mugeres; entré con ellos y bide un patio muy grande, adonde en sillas y bancos se sentaban los hombres y las mugeres, en un sitio alto las hurdinarias y luego muchos balcones, á donde estaban los grabes con sus mugeres, y en este patio un tablado á donde todos miraban, y despues que estaba todo lleno bi salir dos damas y dos galanes con sus biguelas y cantaron estas decimas: «Quien se vio en prosperidad »y se vé en misero estado, »considere que es prestado »el bien y la adversidad.»
Para lograr este dulce desenlace apelaba a los medios que los galanes han usado siempre en tales casos; los mismos que Ovidio recomendaba en su arte amatoria. Solía llevarle regalitos de poco valor, un abanico, un dedal, peinetas para el cabello, etc. La niña los aceptaba con regocijo y gratitud. Cierto día el experto seductor quiso dar un avance.
Si la literatura fuese un reflejo de nuestra existencia y no un entretenimiento halagador para los ociosos, hace años que figuraría en ella como elemento principal el dinero moderno, que ha creado una aristocracia de la voluntad, unos héroes más nobles e interesantes que esos galanes pobres que lloriquean de amor, dicen palabras bonitas y son incapaces de ganar un poco de plata para que la señora de sus pensamientos viva con mayores comodidades.
Circularon rumores de que los dedos de la reina Juana habían jugado algunas veces con aquella rubia barba, y efectivamente el señor de Védène tenía el glorioso aspecto y el mirar abstraído de los galanes amados por reinas... Aquel día, para honrar a su nación, había sustituido su vestido napolitano por un capisayo bordado de rosas, a la provenzala, y sobre su capillo temblaba una gran pluma de ibis de Camargue.
Hizo examen de conciencia y creyó sacar en limpio del examen que no amaba aunque agradecía; que la habían deleitado y lisonjeado el acatamiento y las finuras amorosas de ambos galanes, pero que no estaba prendada de ninguno de ellos y que sin pena quería y podía despedir al uno y al otro. Entre tanto, en Cintra no era como en Lisboa.
Palabra del Dia
Otros Mirando